Mutualismo en Forocoches
Hace poco Pedro, que comenta a menudo en el blog, introdujo el tema del mutualismo en la plataforma de foreros liberales de Forocoches. La reacción ha sido buena, pero entre algunos foreros liberales he visto algunos errores comunes sobre el mutualismo. La intención de este post es aclarar esos errores, sin que vaya dirigido a ningún forero en particular.
El comienzo del mutualismo se sitúa típicamente en Pierre-Joseph Proudhon, y en Estados Unidos en Josiah Warren. Sus ideas fueron continuadas principalmente en Estados unidos por Benjamin Tucker y sus colaboradores. El mutualismo contemporáneo se debe principalmente a Kevin Carson.
En mi opinión también pueden clasificarse como mutualistas algunos pensadores que no se autodenominaron como tales en su momento, como Henry George y los georgistas, Silvio Gesell y Herbert Spencer.
Podéis leer más sobre la historia del mutualismo aquí y sobre su clasificación aquí.
El mutualismo preconiza una sociedad en la que cada ser humano sea propietario del producto completo de su trabajo, es decir, una sociedad socialista. Por ello, el mutualismo se opone al beneficio, al interés y a las rentas, referidas conjuntamente como lucro. El empresario que recibe un beneficio, el banquero que recibe un interés o el propietario que recibe una renta desde luego no están trabajando para obtener esa ganancia, por tanto están privando a otra persona del producto de su trabajo. Esto es parasitismo, es decir, lo opuesto al mutualismo.
Más aún, el individuo debe poder disponer de ese fruto de su trabajo según su voluntad, sin más limitación que la necesaria para mantener la igual libertad de los demás individuos. Por ello el mutualismo se opone con igual fervor a todas las imposiciones coercitivas que limitan la libertad del individuo más allá de este mínimo, y al Estado que, como institución monopólica y coercitiva, es la principal fuente de esas imposiciones.
En esto el mutualismo se diferencia claramente del liberalismo, según el cual cada ser humano debe tener, no el producto de su trabajo, sino lo que es de su propiedad privada, tal y como las teorías liberales la definen, normalmente con unos axiomas. Para el liberalismo, el beneficio, el interés y las rentas son legítimos frutos de la propiedad, y no tiene importancia que no hayan sido obtenidos con el propio esfuerzo del beneficiario.
Esto es lo que puede causar más confusión. Lo que acabo de exponer no significa que los mutualistas propongamos suprimir forzosamente el lucro. A partir de aquí los mutualistas usamos un argumento de libre mercado.
Los mutualistas no proponemos prohibir el interés, pero proponemos eliminar todas las regulaciones, barreras de entradas, requisitos de capitalización y demás que dificultan la creación de nuevos bancos, y las leyes que prohíben la emisión privada de divisas. Entonces, la competencia entre los bancos y divisas disminuirá el interés sobre los préstamos a lo mínimo necesario para mantener los gastos de administración del banco.
Los mutualistas no proponemos prohibir las rentas sobre la tierra, pero argumentamos que, una vez aniquilado el interés, nadie se molestará en arrendar un terreno a largo plazo cuando es posible comprarlo con un interés mínimo. Y, por el mismo motivo, el propietario tampoco podrá arrendarlo por una mensualidad mayor que el precio del dinero.
Sin embargo, como la oferta de tierra es inelástica, cuando ésta es escasa, un propietario podrá cobrar una renta que no se verá anulada por la competencia, por tanto privando al arrendatario del fruto de su trabajo. Es por ello que en el caso particular de los bienes naturales – de la tierra – , los mutualistas consideramos que la propiedad absoluta es ilegítima, pues niega al individuo el fruto de su trabajo.
Los mutualistas no proponemos prohibir el beneficio, sino que argumentamos que, en ausencia de privilegios concedidos por el estado, y junto con el pleno acceso que los trabajadores tendrán al capital sin interés y a la tierra sin rentas, los trabajadores podrán emanciparse como autónomos o colectivamente en cooperativas. Los empresarios, ante la competencia universal, tendrán que subir los salarios, mejorar las condiciones de trabajo y conceder a los trabajadores participación en la gestión, a costa a largo plazo de su propio beneficio, que no podrá superar la inversión inicial más los costes de mantener la empresa.
Entre los privilegios concedidos por el estado a los propietarios del capital, los mutualistas consideramos la larga lista de regulaciones, barreras de entrada, subsidios y demás usos del poder del estado en beneficio del poder económico.
Todo esto se argumenta normalmente desde una teoría económica basada en la teoría laboral del valor, pero algunos en www.mutualismo.org han abandonado esta teoría en favor de la subjetiva. Las conclusiones no cambian en todo caso, ya que una teoría del valor no implica un juicio ético.
Por tanto, el mutualismo prescribe la propiedad privada de los bienes producidos por el trabajo humano, y la propiedad usufructuaria de los bienes naturales. Esto implica que los propietarios ausentes de un terreno no pueden reclamar legítimamente el pago de una renta, y que la tierra abandonada pasa a ser terra nullius, todo bajo unos plazos y otros supuestos legales que, en mi opinión, sólo pueden ser determinados consuetudinariamente.
En el caso del georgismo, la propiedad de la tierra no es usufructuaria, pero está subordinada al pago de un impuesto único para financiar los servicios públicos locales. El cobro de este impuesto es la única actividad del estado que los georgistas consideran legítima.
Además, desde el mutualismo se considera a las cooperativas, no sólo como un horizonte en la sociedad libre, sino también como una estrategia política. Un cambio radical en el sistema, sea por vías revolucionarias, violentas o no, o por vías legales, es improbable sin el apoyo mayoritario de la población. Aunque hay que trabajar en esa dirección, a los mutualistas nos parece mucho más interesante la creación cooperativas que liberen a los individuos, aquí y ahora, de las injusticias del capitalismo, y que sirvan de esqueleto y de avanzadilla de la sociedad que promovemos.
Lo que he presentado hasta aquí es un mutualismo clásico bastante ortodoxo. [1] El mutualismo contemporáneo tiene un lenguaje renovado, un análisis económico más profundo y unas propuestas adaptadas al mundo actual, pero el mutualismo clásico no deja de ser su base.
El mutualismo por tanto no se limita a decir que estaría bien que los tabajadores se juntaran en cooperativas (que, por cierto, no son ni comunas ni ONGs), sino que afirma que éstas, o empresas organizadas de forma análoga, serían predominantes en un libre mercado, por lo dicho arriba, e independientemente de la opinión y de los valores estéticos de los liberales.
Por supuesto, el anarcocapitalismo permite formalmente las cooperativas, igual que el mutualismo permite formalmente el lucro, pero la cuestión es, ¿qué efecto tendrá el libre mercado sobre estas instituciones, las fomentaría, las desalentaría? Los mutualistas lo tenemos muy claro.
Para el mutualista la propiedad es un postulado del imperativo ético de que el individuo reciba el producto de su propio esfuerzo. Para el liberal es al revés, que el individuo reciba el producto del propio esfuerzo es una consecuencia secundaria, imprevista incluso, del imperativo ético de la propiedad privada. Es por ello que en ocasiones el liberalismo se convierte en una defensa de aquellos que viven sin aportar nada a la sociedad, a costa del trabajo de otros, que en el actual sistema capitalista son la mayor parte de los empresarios, rentistas, accionistas y demás. A menudo esto se junta con un fetiche estético por la gran cosporación, centralizada, jerárquica y sólo en apariencia eficiente.
Criticar el capitalismo mientras desde el liberalismo se oyen esas defensas exacerbadas del capitalismo de Estado es ciertamente incómodo.
De todas formas, en mi opinión el acercamiento entre distintas variantes del anarquismo, así como a entre otras ideas radicales, es positivo, y el anarcocapitalismo y el liberalismo y libertarianismo radicales no son una excepción.
Hay muchos puntos comunes entre el mutualismo y el anarcocapitalismo. Esto no es de extrañar por la influencia que el primero tuvo en el segundo. Tienen autores y referencias distintas; aparte de esto, las mayores diferencias están en el análisis económico, en la teoría de la propiedad y en sus valores culturales y estéticos, y se pueden pasar por alto, aunque sea pragmáticamente. La actitud creo que debe ser de colaboración, sin que ninguno pierda su propia identidad.
*****
[1] Conviene señalar que el mutualismo de Proudhon no habla de libre mercado en el sentido moderno. Su sistema se basa casi exclusivamente en la libre asociación de trabajadores en cooperativas, en particular en bancos mutuales que emitan dinero sin interés, y en acuerdos en los que las partes se comprometen a comerciar sus productos entre ellos al precio del coste.
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7 Responses to Mutualismo en Forocoches
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« Subvenciones a la educación técnica, ¿a quién benefician? ¿Qué tal un poco de verdadera austeridad? »
¡¡¡Excelente entrada, Alberto!!!
El mutualismo representa el ápice de la punta de lanza del libertarismo tal cual. Y habría que explorar cuán útil pueda ser esta entrada para retomar la colaboración (¿debate?) no sólo con liberales (y liberales radicales o AnCaps) sino con las facciones colectivistas/comunistas dentro del libertarismo. Es posible afilar una estrategia anarquista tal que posibilite la realidad libertaria que añoramos muchxs en pos de un socialismo que no limite la capacidad creativa u ociosa de los individuos.
Y nada, siempre es un placer pasear por acá y leerles un poco. ¡Adelante!
Buenísimo Alberto, explicas todo de forma clara, ordenada y punto por punto. Explicas cosas que yo en forocoches o no me he sabido explicar o no las conocía del todo. Muy bien, lo cuelgo ahora mismo en forocoches.
Y nada haber si a partir de ahora y durante el verano tiene mas vidilla el blog y entre todos fomentamos el desarrollo del analisis economico y la difusión del mutualismo aunque sea aportando cada uno nuestro granito de arena.
Un saludo a todos!
PD: por cierto, me estoy empezando a leer el Socialismo de Mises, no se si he elegido adecuadamente, ya que es el primer libro de economia que me leo formalmente.
Hace un par de horas he colgado el articulo en forocoches y se lo he recomendado a uno de los foreros liberales de la platarforma (schloBmuhle). Me ha contestado esto:
http://www.forocoches.com/foro/showthread.php?p=114293530&highlight=#post114293530
Yo le he contestado mas abajo.
El mutualismo propone monedas privadas (en oposición a estatales). Pero el mutualismo no propone patrones monetarios objetivos ni acabar con el sistema de reserva fraccionaria. En un libre mercado bancario, cada banco tendrá su propio sistema, lo que puede incluir dinero fiduciario o reservas fraccionarias. Esto es tan obvio que no se por qué tengo que aclararlo. La cuestión es si semejante mercado aumentará o disminuirá los intereses.
Hay una descripción muy buena de un libre mercado bancario sin patrones objetivos ni coeficiente de caja 100% en «The Machinery of Freedom», de David D. Friedman, que no es un mutualista precisamente (parte IV, «The Market for Money»).
http://www.daviddfriedman.com/The_Machinery_of_Freedom_.pdf
Eso es exactamente lo que defiende el mutualismo y lo que pretendo expresar en el artículo. ¿Seguro que has leído con atención? Pero eso implica que el capitalismo – la extracción de rentas del capital, el dominio del capital sobre el trabajo – es imposible en un libre mercado. Tiene sentido «oponerse a las rentas o a los rendimientos del capital» precisamente porque estamos a favor del libre mercado.
Por otro lado, no es tan importante que los beneficios del empresario sean mayores o menores que la retribución del trabajador, sino que tiendan a disiparse completamente.
Por cierto, una cooperativa NO es lo mismo que propiedad comunal.
Las citas son de SchloBMühle.
Alberto estas respuestas tuyas son hacia Schlobmuhle no?
Le digo que te conteste por aqui si quiere.