Formas de organización económica (bajo el mutualismo)
Entre los teóricos del mutualismo, una de las figuras más injustamente olvidadas es Clarence Lee Swartz, escritor de What is Mutualism? y asiduo del círculo de Benjamin Tucker alrededor del periodico Liberty. Aunque sus aportaciones no son muy originales –algunos capítulos del libro son calcados de Greene, Tucker y otros-, su labor de recopilación y presentación, con pequeñas adiciones propias, es inestimable para conocer la posición del mutualismo respecto a una multitud de temas (a pesar de que haya sido ampliamente superada por los recientes trabajos de Kevin Carson).
En este apartado, extraído de What is Mutualism?, mantiene una postura que hoy llamaríamos “voluntarista” o “panarquista”. Sin dejar de profesar su fe en una sociedad cooperativa de mercado, promueve la competencia entre sistemas individualistas, colectivistas y de todo tipo en el marco de un sistema de no agresión, despejando de una vez por todas las preocupaciones de ambos lados del anarquismo.
Formas de organización ecnoómica – Clarence Lee Swartz
Después de esta discusión sobre cómo afectaría el mutualismo a los trabajadores, hombres de negocios y corporaciones, aparece la cuestión de ¿hacia qué forma particular de organización económica tenderá el mutualismo?
Aunque la forma predominante será, probablemente, la libre asociación o la cooperativa, la producción mostrará todas las variadas formas de organizaciones que han sido desarrolladas y encontradas útiles por el género humano. Habrá de todo, desde el individualismo extremo del ranchero hasta el colectivismo extremo de los Dukhobors; desde el único productor independiente a la planta con cientos de empleados; desde el individuo que distribuye sus propios productos hasta la cooperativa con millones de miembros. Todas las formas de vida económica estarán representadas en la medida en que puedan mantenerse bajo la libre competencia de otras formas.
El opuesto exacto de la competencia es el monopolio. El monopolio, o el privilegio, elimina la competencia, o al menos la pone en seria desventaja. ¿Cómo puede haber libre competencia cuando el Estado permite a ciertos agentes monopolizar el dinero, la tierra en desuso, las patentes y las franquicias, en perjuicio del resto?
La competencia, para ser lo que implica el término, requiere la ausencia de restricciones para operar. Donde quiera que se introduzca el factor de la restricción, cuando el privilegio existe en un lado, la competencia está limitada en el otro.
El hombre es tanto egoísta como un animal social.
Sabe que en asociación puede hacer más que en solitario. Tal asociación permite la división del trabajo, esta permite a cada hombre seleccionar el trabajo para el que es el más indicado. Conforme progresa la humanidad, más independientes son los individuos de los demás, y más recíprocas y mutuas son sus relaciones.
Poniendo un monopolio en las manos de individuos privilegiados, en desventaja de los demás, en parte se destruye su reciprocidad y se crea enemistad, odio de clases y revoluciones. Esto explica por qué, en el tiempo presente, no hay una real coordinación y cooperación en la sociedad.
La cooperación real es completamente posible solo bajo condiciones iguales.
La relación entre el privilegio y sus víctimas no puede ser equitativa por la misma razón que las relaciones entre amos y esclavos no son equitativas.
Pero, a pesar del hecho de que mucha gente son animales muy sociales, habrá entre ellos individualistas extremos, los únicos que son diferentes. Ellos son curiosos, aventureros, experimentadores e inconformistas. Bajo el mutualismo sus experimentos en nuevos caminos serán enteramente libres y sin restricciones, de modo que la sociedad tomará el completo beneficio de los resultados y de sus métodos de ensayo y error.
La variedad es la sal de la vida, y existirán variedad de organizaciones en ausencia de coacción invasora.
A pesar de sus obvios defectos, el presente sistema, como se apuntó antes, es un asunto pasado. Como una cuestión de hecho, sobre el noventa por ciento de toda actividad económica es recíproca incluso ahora, a pesar de que no mutualista. Las relaciones comerciales son principalmente un asunto de confianza, crédito y libre contrato (viciado, es cierto, por la posición de monopolio, como se apuntó en el capítulo I). Si esto no fuera así, las relaciones comerciales serían imposibles.
Hay una cantidad inmensa de actividades que valen la pena dentro de la presente estructura económica. Eliminando sus restricciones, ventajas legales y privilegios monopólicos, las actividades de la vida moderna se desarrollarán de forma magnífica.
Bajo el mutualismo, el intercambio de mercancías y servicios se realizará al verdadero nivel de costo, que ha sido expresado por Josiah Warren como el “costo, límite del precio”.
La realización de este principio significa la abolición de la explotación. El salario de los trabajadores volverá a comprar su producto o su equivalente, el precio de las mercancías se aproximará al nivel de costo en un libre mercado y sin ninguna restricción a la competencia. Cualquier ventaja monetaria producida por métodos de fabricación mejorados será reducida en un corto periodo de tiempo por la presión de nueva competencia. Así, las ventajas de una mayor productividad repercutirán en el beneficio de los productores como un todo.
Por ejemplo, si una mercancía dada puede producirse en la mitad de tiempo mediante mejoras, se venderá a la mitad de su antiguo precio, después de que la competencia libre haya jugado su papel como el principal nivelador de precios.
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2 Responses to Formas de organización económica (bajo el mutualismo)
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« Autoritarios camuflados de libertarios Seguridad y seguros mutualistas »
Muy interesante el artículo. Así me voy empapando de conceptos económicos mutualistas.
Con respecto al principio del costo, me parece interesante en cuanto se opone al valor marginal utilitario, que en realidad, según analizo con lo que dice Carson y corregidme, es lograr un valor objetivo real, algo casi parecido a lo que dicen los marxistas, pero con una laissez-faire y sin planificación. Mi pregunta es ¿qué Pasa con el valor eidético, es decir, el valor de una idea o de una marca de lujo, por ejemplo? ¿Hay mercado del lujo en el mutualismo?
Sin duda, Clarence Lee Swartz es de los mutualistas más claros en su exposición, Presurista.
La utilidad marginal es esencialmente subjetiva, y hace referencia a la satisfacción que proporciona un bien para el individuo -no es un valor intrínseco al objeto.
El principio de costo no es incompatible: este solo implica que, en un mercado totalmente liberado, las mercancías tenderán al coste de producción y los beneficios corrientes serán mínimos.
Respecto al mercado de lujo, lo habrá en la medida que se demande, y es probable que perdure -desde luego yo no voy a prohibirlo.