Defensa nacional y bienes públicos
Investigando sobre el problema de la llamada “defensa nacional” en una sociedad libre me he topado con dos textos especialmente interesantes; un libro coordinado por Hoppe, The Myth of National Defense, donde diversos autores de primera línea hablan sobre los ejércitos estatales, los ejércitos históricos de mercenarios, los bienes públicos, etc. Es relativamente extenso como para leerlo en Internet, pero tiene cosas realmente interesantes. El segundo texto, Funding Public Goods: Six Solutions, es un artículo de Roderick Long donde expone realmente bien el problema de la defensa nacional y algunas soluciones desde el libre mercado –muchas de ellas las tocaba yo por casualidad en La guerra y el futuro de la ley policéntrica.
En una sociedad donde los individuos no están obligados vía impuestos a sufragar los ejércitos, uno de los problemas cruciales es el de la defensa nacional. Esto sucede por dos motivos estrechamente vinculados entre sí: en primer lugar, a que, dado que las compañías no pueden discriminar quién ha pagado y quién no a la hora de defender un territorio (p. ej. no pueden salvar de las bombas únicamente las casas de sus clientes, sino que también beneficiarán –gratuitamente- sus vecinos), existen incentivos para que aparezcan “free-riders” o polizones; personas que se benefician del servicio sin pagar. En segundo lugar, y por esa razón, quienes sí pagan tienen la sensación de estar siendo estafados y tenderán a pasarse al primer grupo.
En este punto Roderick Long ofrece un par de ejemplos brillantes extrapolables a la defensa nacional, que refutan la idea estatista de los “bienes públicos”.
En primer lugar, menciona el caso de los faros, tradicionalmente considerados un “bien público” por todos los libros de texto económicos debido a que es imposible discriminar a qué embarcaciones lanzar indicaciones luminosas y a cuáles no, de modo que los “free-riders” se benefician del servicio a costa de los demás. Sin embargo, Long apunta que los faros ingleses del siglo XIX eran enteramente privados. La fórmula para atajar los polizones, en este caso, fue empaquetar el “bien público”, del que es imposible discriminarlos, con otro bien del que sí pueden ser excluidos: los servicios del muelle y el puerto. Los barcos, al pagar la tarifa del puerto pagaban además el mantenimiento del faro, de modo que los free-riders quedaron completamente anulados.
En segundo lugar, expone un caso similar de free-riders con las emisiones de televisión y radio, a los que cualquiera puede acceder si capta la frecuencia adecuada. Nuevamente, el mercado empaquetó el “bien público” de la emisión con un “bien privado”: la publicidad. Y una vez más los polizones quedaron excluidos.
Esto debería hacernos reflexionar sobre la naturaleza creativa del mercado; después de todo, millones de personas pueden inventar muchas más formas de proveer servicios de “defensa nacional” que nosotros solos en calidad de ingenieros sociales. Pero, aun así, es fácil advertir que el “bien público” de la defensa nacional podría ser empaquetado en “bienes privados” como los seguros de vida y de propiedad. Como argumenta Hoppe, las compañías de seguros (mutuos o convencionales) tendrían incentivos muy potentes para proteger y recuperar las propiedades de sus socios con tal de minimizar los costes, ya que de lo contrario tendrían que indemnizarlos
De ese modo, al añadir las compañías un plus a su tarifa, todo individuo que aspirase a asegurar su propiedad y su vida, o a minimizar los conflictos con otros individuos o compañías (virtualmente, casi todo el mundo) se vería obligado a costear un pequeño ejército para la “defensa nacional”. Por no mencionar la potente publicidad que supondría para una empresa patrocinar a una red nacional de compañías de seguridad.
Le deseo suerte con su blog, amigo. Hace falta hacerle frente al despotismo de Estado, a la demagogia, al expolio de ciertos clanes que se amparan en el colectivo. Tal vez impertinentemente, le invito a http://maquisville.blogspot.com/, modesta trinchera ideada para el debate permanente, que no implica estar sujeto a fechas, ni una fidelidad crónica de borrego. Allí cabe el encuentro y el desencuentro atemporal. Le espero.
Salud y acracia.
Me ha gustado el artículo de Roderick Long. Como de costumbre, me atraen más las soluciones basadas en las mutualidades locales y la cooperación voluntaria (milicias ciudadanas, sociedades sin ánimo de lucro…). No puedo evitar sentir cierto rechazo por la idea de un ejército privado.
De todos modos, empaquetar la defensa nacional en seguros de vida o propiedad parece bastante factible.
Y, perdona si me pongo muy ‘estatista’, pero me parece grotesca la propuesta de R. Long de COLA-COLA: WE DEFEND AMERICA!
¡Saludos!
También usted fue expulsado de alasbarricadas.org… No dejan títere con cabeza que se salga del colectivismo trostkista.
Al hilo: en mi opinión, sin Estado, es imposible que exista agresión colectiva, organizada, sufragada, y en consecuencia, no hace falta ningún ejército. El argumento puede parecer simplista, pero es elemental. El hombre sólo se organiza para la conquista, matanza, etc., cuando tiene una autoridad por encima de él mismo. Sin esa autoridad punitiva, es IMPOSIBLE la guerra. El crimen se reduce a los resultados esporádicos de la pasión, a conflictos particulares (acaso por oro), pero nunca, nunca, a entelequias tales como la patria o el sentido del deber.
Salud y acracia.
Yo lo k creo k se debe hacer, en caso de k en algun lugar de la tierra surga una revolucion anarquista, k los territorios en los k esto pase creen un ejercito para defensa de atakes externos, y a medida k avance el territorio de la federacion hasta k (en el muy muy hipotetico caso de k ocurra) el territorio anarquista sea casi todo el planeta y entonces se procedera a la desmilitarizacion.
Lo k siempre sera ecesario es la policia cientifica ya k asesinatos seguira habiendo, eso si debe ser en forma de servicio mutualizado. Pero los antidisturbios, policia militar, cuerpos de gendarmeria(en españa la guardia civil) y policia local me parece k lo mejor seria k desaparecieran
yo creo ke un ejercito es siempre una amenaza contra el pueblo porque quienquiera te dice que vayase a rebelar como el ejercito de franco,pinoxet y todos esos? jarambanos yo pensaba que lo acerveradamente anarkiko seria una sociedad sin ejercito xro todos con armas asina si alguien invade pues si todoss tienen armas pues se puede derrotar cualkier ejercito mira somalia 4 tios con kalasnikops y en zodiaks y son capazes de mobilizar a una tirriada de ejercitos para detenerlos y ni asina lo consiguen deberiais tomar letra de esto compañerxs
SALUD Y ANARKIA!!!!!
yo soy 1 poco nuevo en esto del mutualismo. Pero esta claro k al contrario de lo k muxos anarco-comunistas creen, la violencia no va a desaparecer, no se va a crear con una revolucion(k ademas sera violenta en muxos casos) anarquista una sociedad perfecta. Asesinatos, odio, venganza, egoismo seguiran habiendo x lo k la gente se deberia autoorganizar en forma de milicias federadas y los cuerpos de investigadores, policia cientifica y forense deberian seguir existiendo.
para el bien de todos
salud!
Sergio quiere una reserva permanete tipo suiza, eso estaria bien, pero creo que un cuerpo profecional de rapida reaccion y movilizacion de escaso numero por que para defenza no se necesita mas, pero muy profesional, no estaria mal.
El punto mas importante es que la Anarquia es responsabilidad con uno mismo y la vigilancia alerta y la autodefenza es algo que no se debe descuidar, pero los objetivos de estos cuerpos deben ser claros y sus principios inamobibles…
Ahora sobre el articulo en si crao que el primer punto es facil de resolver si la gestion de la tierra (recursos naturales) esta en mano de la sociedad, pues para otorgar el derecho de usofructo de la parcela dben abonar su cuota para mejoramiento social y gastos de defenza, puesto que la sociedad y el territorio casi siempre estan ligados y la defenza se haria sobre ambas cosas.
saludos coirdiales
Gracias, Lobo Estepario! visitaremos tu blog.
Kunster, Roderick Long es un left-libertarian, lo de Coca-Cola es un mero ejemplo. Personalmente desconfío de las milicias ciudadanas; por una parte las considero un peligro para la libertad individual, por la otra tienen altos costes de formación y mantenimiento, y finalmente son mucho menos efectivas que los ejércitos profesionales. Me inclino por mutualidades bien equipadas o por empresas flexibles que estén especializadas en el servicio.
(En otro rato contesto a los demás).
hmm… No se cómo funcionan en la práctica las milicias ciudadanas, pero sabiendo que en Italia fueron un preludio del fascismo y viendo el reciente interés de Berlusconi por resucitarlas, posiblemente tengas razón.