La piratería del FBI contra las transacciones voluntarias

Ene 20 • Actualidad • 49836 Views • 11 comentarios en La piratería del FBI contra las transacciones voluntarias

Ayer el FBI sorprendió a todo el mundo después de clausurar Megaupload y organizar el arresto de su propietario, un ciudadano alemán residente en Nueva Zelanda. A continuación se ha desatado toda una campaña mediática contra el tipo, Kim Schmitz, acusado de crimen organizado y blanqueo de dinero. Incluso se le ha acusado de ser adicto a las mujeres y a los coches deportivos (¡como si eso fuera un delito por el que hubiera de disculparse!).

Francamente, me traen sin cuidado los vicios de Kim Schmitz. Lo que hay en juego es mucho más importante. Cuando un individuo graba los contenidos de su televisor para compartirlos con otras personas a través de Internet, está empleando sus propios bienes. Lo mismo sucede cuando comparte discos de música, DVDs de películas, etc. Lo que realmente hay detrás de la llamada propiedad intelectual (copyrights, en este caso) es un monopolio contra la competencia benéfica de quienes comparten su propiedad gratuitamente con otras personas. O de quienes, como Schmitz, obtienen beneficios permitiendo que otros compartan sus archivos.

Pensad por un momento en el mercado de series de Televisión. En teoría, portales como seriesyonkis.com destruyen el negocio, dado que restan audiencia a las cadenas y reducen los incentivos de los patrocinadores en sufragar su producción a cambio de anuncios. Sin embargo, la competencia de seriesyonkis ha forzado a las cadenas de televisión (Antena 3, TVE) a innovar: para no perder ingresos -o para perder menos-, ahora ofrecen a través de sus páginas web los capítulos emitidos de sus series. Del mismo modo, el boom de las películas en 3D es en gran parte resultado de la competencia de Internet: los productores de cine se han visto obligados a ofrecer un valor extra para atraer a los espectadores a las salas. Y los músicos ahora ingresan más por sus conciertos que antes, puesto que su música tiene más difusión.

Endurecer el monopolio sólo conduciría a la producción de bienes menos creativos y más caros, con la única contrapartida de que los productores obtendrían beneficios más altos y más inmerecidos. La piratería del FBI contra las transacciones voluntarias.

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11 Responses to La piratería del FBI contra las transacciones voluntarias

  1. ¡Excelente texto Víctor!

    Copiar no es robar. Tan sencillo de explicar y tan difícil de promover.

    Escucho el rugido de los trolls mientras se acercan.

  2. […] la cultura de la descomposición ¿Habrá que reeditar «Los futuros que vienen»? PS. Encuentro un muy buen en Mutualismo y -vía Critica Pura- un interesante paper de Robert Atkinson que hace el mapa ideológico de las […]

  3. Rasa dice:

    Copiar no es robar. Pero lucrarse gracias a ofrecer contenidos sobre los que no se tienen derechos, sí.
    Tan sencillo de explicar ¿tan difícil de entender?

  4. Victor L. dice:

    Gracias, Laborradura.

    @ Rasa:

    Si un individuo compra un CD, tiene derecho a utilizar su propiedad como quiera: p. ej., compartiéndola en Megaupload para obtener una cuenta premium. Lo que tú llamas derecho es un monopolio sobre ideas. Y como todo monopolio, beneficia al monopolista en perjuicio de la gran mayoría de consumidores.

  5. Rasa dice:

    Primero, las ideas no son algo que se pueda envasar en un producto creativo. Lo que está sujeto a derecho no son las ideas que haya en una obra.
    No es cuestión de ideas. Ni tampoco de derechos morales, que son los de autoría, ni libertades culturales.
    Lo que está en juego son los derechos de explotación de esos productos. El conflicto es entre una industria que quiere mantener sus privilegios mercantiles y económicos aunque sea usando oscuros médios legales, y unos usuarios que ven la posibilidad de CONSUMIR PRODUCTOS de manera gratuíta o muy barata sin importarles un rábano el coste y el trabajo de quienes han realizado esos productos. Los que están en medio y se llevan todos los palos como si fueran responsables de lo uno y de lo otro, como si querer ganarse la vida con su obra de manera honrada y legal sin que otros se lucren con ella son los autores, que sólo por reivindicar los derechos sobre sus obras parece que están socavando unos supuestos derechos de la humanidad, pero ¿cuáles? Los derechos a consumir gratis, convenientemente enmascarados por conceptos vaporosos como «cultura libre». Para mí, la cultura libre no tiene nada que ver con esto, que, como digo, es un conflicto principalmente económico y mercantil.
    Por cierto, cuando hablo de autores no me refiero a la élite siniestra y mezquina de la SGAE o similares, que ahí no hablan como creadores sino como meros mercenarios y usureros.

    Segundo. Cuando hablo de lucrarse, no hablo del individuo que copia y comparte un CD que ha comprado. Pero hay maneras de compartir libres y gratuítas que por supuesto son y DEBEN ser legales y libres. Y otras en las que los intermediarios, tipo Megaupload, se lucran con la excusa de que el que comparte es un usuario anónimo y que ellos simplemente son la herramienta. Pero me parece que a los dueños de esa herramienta debe exigírseles una responsabilidad máxima para evitar que su herramienta sea usada para compartir PRODUCTOS (no ideas) para los que no tienen permisos ¿Alguien duda de que los de Megaupload se han forrado gracias a esas prácticas y a costa del trabajo de otros? Si alguien lo duda, es que es un ingenuo. Otra cosa es el caso de herramientas p2p, que como digo, deben ser libres y gratuítas para compartir, o incluso páginas que no buscan, ni obtienen, lucros sino la mera difusión.
    Pero bueno, al final las cosas son como siempre muy complejas y, como siempre, muy poco gente se toma la molestia de analizarlas más allá de lo que a cada cual le interesa. En fin, una guerra ¿Los derechos? Esos no le importan a nadie.
    ¿Las ideas? Las ideas en esta cultura valen CERO. Es así de crudo. De hecho, por lo que leo aquí, la gente no sabe ni lo que son.

  6. Telmo dice:

    Rasa, agradecería que no faltaras al respeto tal como lo haces en la última frase. Todo esto yo creo que hay que enfocarlo de la siguiente manera. El hacer un uso de ciertas ideas sin tener que pagar por ellas no es ni bueno ni malo. Todo depende de la perspectiva con la cual observes los hechos. En mi caso por ejemplo, desde una perspectiva utilitarista, intento que las cosas sean lo más favorables posibles para mí como individuo y para la sociedad en su conjunto. Por eso me parece que si tú tienes una manzana y es tuya yo no me la puedo comer, pues ello implica que si yo como la fruta tú no. Y el robar bienes físicos no va a aportar nada positivo a la sociedad. Sin embargo con las idea ocurre otra cosa. Si alguien tiene una idea, yo también puedo poseerla (o tener una copia de ella), pues ello no impide que el usuario original pueda hacer uso de ella. Llevando el caso al extremo, imagínate que alguien patentara la rueda o el fuego. El uso libre de esas ideas produjo un avance que no se hubiera dado. Y ocurre lo mismo con el resto de las ideas. Con libros, películas y música. El que nosotros disfrutemos de ella de forma gratuita no le supone ningún impedimento físico al usuario original.

    Sé que ahora lo primero que pensarás es en el trabajo del artista (por ejemplo) y como nos aprovechamos de él (megaupload, el particular o cualquiera). En cierto modo es una cuestión económica. la aflora ahora. Sin embargo hay que entender que en este mundo ha habido otros modelos previamente a través de los cuales los artistas se ganaban la vida y no existían leyes que monopolizaran el mercado. Parece ser que hemos llegado a un punto de no retorno donde nuevos modelos, nuevas estrategias habrán de surgir. Toca innovar. Como dice, Víctor eso lo estamos viendo con las cadenas de televisión, lo estamos viendo con los músicos (más conciertos, entradas más caras, formas diferentes a la hora de distribuir el producto con internet) y se irá viendo más y más. Cierto, uno puede pensar que con las películas no es tan fácil la cosa. Pero la demanda va a seguir ahí, y mientras exista esa demanda va a existir la oferta. Obviamente no me conozco las respuestas, pues sino estaría aprovechando ese nicho de mercado y me afincaría en él antes de que lo hicieran otros.

    Un abrazo.

  7. Saludos!

    Los economistas Boldrin y Levine tienen un excelente libro de cómo los monopolios intelectuales (también conocidos como propiedad intelectual) han funcionado de forma adversa a la innovación, manteniendo costos altos y lacerando tanto la producción como la distribución y el consumo en un sistema de mercado. ( Pueden conseguir el texto en inglés desde http://semillaslibertarias.blogspot.com/p/biblioteca.html )

    @Rasa

    Para lograr proteger el sistema de monopolios intelectuales (patentes, derechos de autor, etc) es necesario (al menos) una institución coercitiva que lo impongo y agreda a quien resista dicha imposición. A los libertarios nos gustaría vivir libre de agresores, por tanto no reconocemos el derecho a agredirnos como represaliá de no utilizar nuestro bienes de forma que le saquemos provecho (sin agredir a terceros).

    NO se le hace ningún daño ni robo a inventores, autores, etc. si se eliminan los nocivos monopolios que plagan el mercado.

    Por ejemplo, usted menciona como ejemplo a los autores en su comentario, pero confunde, en mi humilde opinión y en la de los libertarios que conozco, cual es su producto. El producto de un escritor es un manuscrito (sea en formato digital o maquinilla, etc). Dicho manuscrito es suyo, y si el interés del autor fuera intercambiarlo en un mercado (por dineros, bienes y/o servicios) deberá negociar el precio con sus posibles compradores. NINGÚN autor puede reclamar NINGÚN derecho propietario sobre el lenguaje con que construyó su manuscrito ya que el lenguaje NO es un bien ni un servicio ni un producto suyo ni nada por el estilo, sino un constructo que comparten ciertos individuos para comunicarse (entre otras cosas).

    En el caso de que el autor venda su manuscrito, es muy posible que quién lo compre interese reproducirlo para intercambiar dichos ejemplares en el mercado. El autor podría llegar a arreglos para alcanzar algún por ciento de las posibles ganancias si le parece bien a la otra parte o recibir el precio de su manuscrito de contado. Los autores (inventores, etc) recibirían lo que han negociado en un mercado libre por la venta de sus manuscritos (y en el caso de los inventores, sus modelos, planos, etc).

    Nada de esto le da derecho alguno a NADIE a decidir que se hace con el ejemplar que se ha comprado (a menos que sea utilizado como arma para agredir a otros). Ya el autor y el editor/distribuidor recibieron paga por sus productos. Si yo copio algo (digamos, si creara un clón) no le estoy robando nada a nadie, tal como ha demostrado Telmo.

    ¿Quién es el legítimo dueño de un ejemplar clonado? Definitivamente no sería el autor, cuya obra fue sólo el manuscrito original por el cual ya cobró su precio en la venta o por medio de un por ciento de las ganancias del editor/distribuidor. Tampoco lo serían la editorial, el mayorista o el detallista quienes ya deben haber pagado por los ejemplares en sucesivas transacciones. Es evidente que el ejemplar clonado no se ha robado a nadie sino que es producto de la clonación: una copia. El clon pertenece a quien lo creó, pertenece a quién utilizando el ejemplar que había comprado (o recibido como regalo o prestado) y otras herramientas logró una copia (exacta o no). ¿Dónde está el daño y el robo?

    Ahora bien, que la tecnología actual permita que el costo de ciertos clones sea tan bajo que se acerque a 0 ha permitido que dichos clones se compartan gratuitamente (o a bajo costo). Esto no es un «derecho a consumir gratis» sino el curso que toman ciertos mercados cuando operan sin restricciones (por ej. sin derechos de autor, etc). Aún cuando esto produzca un ajuste negativo (a corto plazo) en los ingresos de algunos productores (y/o requiera que menos personas se dedican a producir X bienes y/o servicios) el beneficio que tiene para los consumidores suele ser duradero y permite la innovación económica. Esto puede revertir en nuevas ganancias para los productores que utilicen dicha innovación para añadir valor a sus bienes y/o servicios. No en balde han predicado muchos economistas las ventajas sociales que posee la competencia económica y el libre mercado.

    Si vamos al texto de Boldrin y Levine podemos conocer como algunos autores ingleses del s. 19 (entiéndase los producían textos exitosos) recibían mejor remuneración de las editoriales estadounidenses, dónde NO se respetaban sus «derechos de autor», que de las regalías que recibían en Inglaterra donde sí poseían dicho monopolio (27). El capítulo 2 analiza la posibilidad de un mercado libre de textos en la actualidad. La evidencia que muestran apuntan que puede ser posible y justamente remunerado. O sea, los ingresos de un escritor (exitoso) serían incentivo más que suficiente para que siguieran produciendo manuscritos para vender en vez de hacer otra cosa.

    Por otro lado, supongamos que un autor posee un archivo digital (o en papel) y que otra persona lo sustrae y la distribuye sin su consentimiento. Evidentemente estaríamos ante un caso de intrusión y robo. El culpable, de ser hallado, tendría que subsanar la falta entre otras exigencias que podrían hacersele pero que van más allá de lo que pretendo demostrar en este texto.

    Así pues, queda claro que los libertarios NO alentamos el robo del fruto del trabajo de nadie. Lo que no toleramos es que se presente la intervención, regulación y monopolización de ciertas áreas de la economía como «derechos» de ciertos individuos o corporaciones.

    Nota acerca de Megaupload:

    Entiendo que Megaupload proveía una estructura para el almacenamiento y difusión de archivos digitales. ¿Debían hacerlo gratuitamente por obligación? No necesariamente. Por eso Megaupload cobraba a los clientes que deseaban mejores servicios que las cuentas gratuitas. También cobraban los anuncios que desplegaban en sus páginas. Siendo así, Megaupload se estaban lucraba de los servicios que ofrecía.

    En cuanto al contenido de algunos de los archivos de Megaupload, me alegra que muchos usuarios hayan desobedecido leyes abusivas que imponen la mayoría de los Estados y que servicios como Megaupload provean espacio para ello. Cada claro que la legitimidad de los monopolios intelectuales sigue en entredicho y que existen empresas que no están dispuestas en convertirse en los censores del Estado. El fin del Estado y de cada una de las instituciones coercitivas que pretenden gobernarnos dependen de dichas prácticas para alcanzarse.

  8. Telmo dice:

    Interesante enlace, cuando tenga tiempo lo imprimiré.

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