Aranceles e imperialismo (I)

Abr 23 • Mutualismo • 4307 Views • No hay comentarios en Aranceles e imperialismo (I)

1. Repaso crítico de las principales perspectivas sobre los aranceles.

tariff

Los aranceles han sido una herramienta tradicional muy eficaz para fomentar la concentración de las industrias. Incluso los marxistas, cuya teoría sostiene que la competencia engendra naturalmente el monopolio, no tardaron en reconocer que estos tenían un efecto “acelerador” en el “proceso de acumulación capitalista”. Marx dice así en El capital:

En parte, estos métodos [la deuda pública, el moderno sistema tributario y el sistema proteccionista], como ocurre con el sistema colonial, se basan en la más avasalladora de las fuerzas. Pero todos ellos se valen del poder del Estado, de la fuerza concentrada y organizada de la sociedad, para acelerar a pasos agigantados el proceso de transformación del régimen feudal de producción en el régimen capitalista y acortar los intervalos.

Y sentencia unas páginas adelante:

El sistema proteccionista fue un medio artificial para fabricar fabricantes, expropiar a obreros independientes, capitalizar los medios de producción y de vida de la nación y abreviar el tránsito del antiguo al moderno régimen de producción. [1]

Tiempo después, Lenin se vio obligado a constatar que, en los países librecambistas como Inglaterra, el proceso de concentración tendía a ser menor y más lento que en los países proteccionistas:

Es extraordinariamente importante hacer notar que, en el país del librecambio, en Inglaterra, la concentración conduce también al monopolio, aunque un poco más tarde y acaso en otra forma. [2]

Sin embargo, Lenin pasó por alto el sistema de preferencias del imperio británico, que privilegiaba a sus compañías en las colonias del imperio, proporcionándoles amplios mercados para sus productos y acceso privilegiado a las materias primas y la mano de obra barata. Tomando en cuenta esto, parece claro que por la simple supresión de los aranceles –sin tomar en cuenta otras importantes fuentes de privilegio- la centralización hubiera sido menor incluso en el país más “librecambista” del siglo XIX, que andaba retrasado en este proceso respecto a países más proteccionistas como Alemania o Estados Unidos.

A finales del siglo XIX, cuando los economistas liberales todavía empleaban sus anticuados modelos de competencia libre, Benjamin Tucker achacó el crecimiento de los trusts al efecto combinado de aranceles, patentes y derechos de autor, que permitían a las empresas protegidas obtener beneficios excesivos. [3]

Ludwig von Mises, varias décadas después, pondría sobre la mesa la cuestión de la formación de los cárteles en relación a la intervención estatal:

Quien deseaba crear un monopolio sin poseer ante todo las bases naturales para ello no podía tener éxito –a menos de que se le ayudase con privilegios legales especiales, como protección aduanera, patentes de invención, etc.- sino recurriendo a artificios de toda clase para no asegurarse, finalmente, más que un monopolio efímero.
[…]
La mayor parte de los cárteles y los trust no habrían podido constituirse si los gobiernos no hubiesen intervenido con medidas de protección para crear estas condiciones. Los monopolios de las industrias de transformación y del comercio deben su nacimiento, no a una tendencia inherente a la economía capitalista, sino a la política intervencionista practicada por los gobiernos y dirigida contra el capitaliasmo. [4]

Joseph Schumpeter, como veremos en profundidad más adelante, rechazó la idea de que el libre mercado engendrase los grandes trusts, enfatizando el papel de los aranceles:

En particular, el crecimiento de los trusts y cárteles –un fenómeno muy diferente a la producción a gran escala, con la que a menudo se confunde- no puede nunca explicarse por el automatismo del sistema competitivo. Esto se sigue del hecho evidente de que los trusts y los cárteles pueden alcanzar su objetivo fundamental –la política de monopolio- sólo a través de aranceles protectores, sin los cuales perdería su significación esencial. Pero los aranceles protectores no surgen automáticamente del sistema competitivo: son fruto de la acción política […]. [5]

Los economistas austriacos Friedrich von Hayek y Joseph Stromberg se pronunciaron en términos parecidos en Camino de servidumbre y The Role of State Monopoly Capitalism in American Empire, respectivamente, como veremos más adelante. Ambos insistieron en la influencia de los factores políticos sobre el crecimiento de los monopolios y, como los autores anteriores, apuntaron principalmente a los aranceles.

Pero no podríamos terminar nuestro repaso de las teorías acerca de la influencia de los aranceles en la organización empresarial sin citar a Alfred Chandler, probablemente el mayor apologista del triunfo de las grandes corporaciones en el siglo XX. Chandler quedó fascinado por la perfección y eficiencia de las grandes empresas de su tiempo y, por lo tanto, tendió a minimizar los factores políticos que habían contribuido en su formación. A propósito de los aranceles, dijo:

Los aranceles eran tan altos para los productos de las industrias que seguían siendo competitivas como para los de las que se habían concentrado. Y por supuesto, los aranceles de los Estados Unidos no tenían una incidencia directa en el crecimiento de estas empresas en el extranjero. [6]

El hecho de que, a pesar de los aranceles y otras medidas, todavía permaneciesen industrias competitivas no prueba la inocuidad de los mismos; podría suceder –como de hecho así sostenemos- que en tales sectores competitivos las deseconomías de escala de la concentración pesaran más que las economías y, por lo tanto, los privilegios y monopolios gubernamentales fuesen insuficientes (por ejemplo, en la agricultura).

En segundo lugar, los aranceles de los Estados Unidos –y de cualquier país que practicase esa política- sí tenían una incidencia directa en el crecimiento de sus empresas en el extranjero: como veremos más adelante, permitían cargar precios artificialmente altos en el interior para vender el excedente a precios artificialmente bajos en el extranjero.

Los aranceles pueden restringir hasta cierto punto el crecimiento de las empresas multinacionales, pero como el propio Chandler apunta, esto no hace sino incentivar la construcción de fábricas o delegaciones en el interior de las fronteras arancelarias extranjeras, sin dañar apreciablemente los grandes negocios. [7]

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[1]: Véase Marx, El capital: crítica de la economía política, Tomo I pp. 638 y 643, Ed. Fondo de cultura económica, 1867

[2] Véase Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo, 1916, capítulo I:

http://www.monografias.com/trabajos15/el-imperialismo/el-imperialismo.shtml#CONCENTR

[3]: Véase Benjamin Tucker, The Attitude of Anarchism Toward Industrial Combinations, 1899:

http://praxeology.net/BT-AIC.htm

[4] Véase Mises, El socialismo, pp. 388-389, Unión editorial, 1922.

[5]: Véase Schumpeter, Imperialismo y clases sociales, p. 94, Editorial Tecnos, 1951.

[6]: Véase Chandler, La mano visible, p. 527, Editorial Belloch, 1977.

[7]: Ibídem.

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