Defensa nacional y free riders
En La guerra y el futuro de la ley policéntrica y Defensa nacional y bienes públicos ya hablamos sobre los problemas de defensa exterior a que se enfrenta una comunidad regida por contratos voluntarios. Robert P. Thomas y Douglass C. North (de quien también hemos hablado aquí) resumen bien el argumento en El nacimiento del mundo occidental (p.14):
Podemos considerar el gobierno sencillamente como una organización que ofrece justicia y protección a cambio de ingresos. Esto es, nosotros pagamos al gobierno para que establezca y haga cumplir los derechos de propiedad. Aunque, ciertamente, ciertos grupos voluntarios pueden proteger los derechos de propiedad en una escala reducida, resulta casi inimaginable que se pueda obligar a que sean respetados de forma general sin la autoridad del gobierno. Veamos las razones. Desde que el nomadismo dejó paso a los asentamientos agrícolas, el hombre encontró dos maneras de adquirir bienes y servicios: podía producirlos o robárselos a los demás. En el último caso la coacción era un mecanismo para la redistribución de la riqueza y la renta. ante la amenaza de los bandoleros, la respuesta de los productores de bienes y servicios consistió en invertir en defensa militar. Pero la construcción de fortalezas y el aislamiento de soldados hizo surgir inmediatamente el problema del free rider. Como realmente resultaba difícil establecer fortalezas y tropas para proteger a algunos vecinos sin proteger a todos, si las contribuciones se establecían sobre una base voluntaria todos encontraban más ventajoso dejar que pagase el vecino. Así pues, la defensa, como caso clásico de bien público, implica el problema de excluir de los beneficios a terceros. La solución más eficaz fue -y continúa siéndolo- la creación de una autoridad gubernamental y la contribución obligatoria por parte de todos los beneficiarios.
La explicación es esencialmente correcta, pero los autores hacen una extrapolación injustificada: si bien reconocen que el Estado nace en un contexto tecnológico y organizativo muy específico (el período que va del Neolítico a la Edad de los metales), en el que las organizaciones voluntarias son incapaces de excluir a los free riders, a continuación pasan a considerar que el Estado es igualmente necesario en la actualidad, a pesar de que las condiciones tecnológicas y organizativas son notablemente distintas.
Estoy de acuerdo con los autores en que, dado un contexto militar donde la única forma de defenderse consiste en construir murallas y pagar el reclutamiento de soldados, el Estado quizá sea necesario para excluir a los free riders que se nieguen a contribuir en la defensa. Esto todavía admite dudas, al menos en el Neolítico, cuando poblados como Çatal Huyuk -actual Turquía- solventaron hasta cierto punto el problema de los free riders apiñando las casas entre sí, suprimiendo las calles y formando una especie de muralla natural de cara al exterior, de forma que todos los vecinos estuvieran obligados, por razones obvias, a contribuir en la defensa exterior. Sin embargo, como los arqueólogos consideran que esa «muralla de viviendas» no debía disuadir más que pequeñas incursiones o ataques de animales salvajes, podemos coincidir con North en lo esencial.
Pero aun así, es evidente que en la actualidad no necesitamos murallas para delimitar el área de los Estados; que la tecnología permite coordinar a bajo coste grandes cantidades de trabajo mediante Internet o telefonía móvil; y que la eficiencia de las organizaciones voluntarias ha aumentado enormemente gracias a la aparición de compañías de seguros, etc.
Una compañía libertaria de defensa podría excluir a los free riders de diversas formas: negándoles la restitución de sus bienes destruidos o expoliados, restringiendo su acceso a refugios antiaéreos propiedad de la compañía, etc. Pero ni siquiera sería necesario excluirlos si los beneficios privados superasen los costes privados, aun cuando los beneficios sociales fueran proporcionalmente mayores (es decir, a pesar de que persistieran free riders que se benefician del servicio sin soportar su coste). Probablemente las empresas e individuos más ricos, al percibir la guerra como más perjudicial en términos absolutos, patrocinen a las compañías de defensa a cambio de publicidad y prestigio ante su comunidad. Roderick Long cuestionaba que alguien tuviera más incentivos que Coca-Cola en patrocinar la defensa de Estados Unidos frente ataques externos, pero la cuestión bien podría plantearse en término de redes cooperativas o empresas ubicadas en zonas geográficamente comprometidas (más susceptibles de sufrir daños y, por tanto, más proclives a invertir en su prevención).
Si la Atenas clásica pagaba sus trirremes fiscalizando a los acaudalados terratenientes, es posible que una sociedad libertaria pague sus tanques y aviones incentivando a los más ricos a que, de forma voluntaria, inviertan en la defensa de sus propiedades. Si la publicidad ya sufraga competiciones deportivas o excavaciones arqueológicas, ¿por qué no iba a permitir la defensa frente a agresiones externas?
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20 Responses to Defensa nacional y free riders
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En una sociedad igualitaria, donde no haya grandes diferencias económicas porque todos obtienen el producto de su trabajo, por lo tanto no hay «ricos» en comparación con los demás, podría darse la presión social, o el prestigio, de contribuir con la defensa comun.
O que se diera una regla tácita, una especie de obligación moral ética, o una condición de reciprocidad mutua entre las generaciones jóvenes y las viejas.
¿Qué opinas?
Si Marco Antonio Arrieta opina que la línea principal de defensa serán las milicias voluntarias (línea gastada en el socialismo libertario, pero que refleja la interdependencia entre individuos y la responsabilidad individual en la que confían muchos socialistas libertarios en cuanto a la defensa de la libertad y la Anarquía), para evitar y repeler invasiones (en cuanto sea posible) de colectivos autoritarios en una hipotética (pero posible) sociedad libertaria pues opino igual que él.
Es verdad que en una sociedad de libre mercado las desigualdades probablemente sean mucho menores; las empresas más pequeñas y los salarios más altos, pero eso no niega que mediante el trabajo, la innovación, la habilidad y la suerte se puedan hacer ciertas fortunas. En la medida que existan, creo que los afortunados tendrán incentivos en financiar las empresas de defensa.
En cuanto a las milicias, ¿cómo solventarían el problema de los free riders? Mucha gente preferiría no contribuir en la defensa de su comunidad si saben que pueden beneficiarse de la labor sin asumir los costes. O, simplemente, no estarían dispuestos a arriesgar su vida en el frente.
Por razones prácticas, me parece mucho más conveniente dejar la tarea a profesionales entrenados y disciplinados para tal fin; además, el sentido de empresa hace mucho menos probable que se produzcan abusos como los que suelen perpetrar las milicias en una posición de poder (la propia Guerra Civil es un buen ejemplo de eso). Las malas prácticas menguarían su popularidad, y probablemente perdería patrocinadores; los miembros de una milicia pueden protegerse en el anonimato para perpetrar todo tipo de crímenes y venganzas personales.
Un saludo.
Estoy de acuerdo con Víctor, salvo para comunidades pequeñas y bien cohesionadas veo difícil que las milicias funcionen. No creo que dejaran de existir, pero sí que las empresas rivadas cobrarían gran importancia. Lo cierto, es que creo que podrían coexistir, e incluso trabajar para una misma comunidad en diferenes aspectos, pues ciertamente hay trabajo que podría ser hecho por las milicias, pero aquel más difícil y especializado podría ser hecho por dichas empresas. De hecho tal vez fuera beneficioso para ambas partes. Por un lado, la comunidad ahorraría y los trabajos hechos por ellos no serían tan peligrosos (por ejemplo patrullar a ciertas horas de la noche en ciertos lugares). Por el otro, para empresas de seguridad pequeñas la cantidad de trabajo sería más asumible, pues patrullar una comunidad, perseguir a delincuentes y hacer otro tipo de cosas no es moco de pavo, sobre todo si la comunidad no es pequeña. Seguro que se llegaría a un punto de equilibrio que beneficiara más a ambas partes.
Ya de paso hago de arqueólogo y desentierro un artículo antiguo sobre la policía comunitaria de Guerrero.
http://www.mutualismo.org/2008/12/la-policia-comunitaria-de-guerrero/
Saludos!
Los mercenarios han existido hace milenios y han sido partícipes de excesos también (Blackwater, sería un ejemplo contemporáneo). En cuánto a los excesos bélicos no creo que haya garantías entre si se trata de voluntarios o profesionales.
Yo creo que el dilema del free rider (en lo que a la defensa de una invasión extranjera) se hace más «importante» en una sociedad estatizada y militarizada que en una libertaria, donde los recaudos para asuntos de «defensa» son canalizados a través de los impuestos. El verdadero dilema sería entre costear un mero «teatro de seguridad», unas («buenas») empresas militares (solo para defensa) y una posible militarización de grupos que hayan capitalizados en armas.
¿Acaso no sería sospechoso para los no afortunados que los afortunados costeen tanques, ametralladoras y aviones? ¿Que hacer si una de estas («buenas») empresas (motivadas por las ganancias) una vez hayan acaparado suficiente armamento impongan un sistema militarista? ¿Acaso no sería una posibilidad? ¿Cuánto sería el riesgo de que «profesionales» armados con tanques, aviones y todo tipo de bombas no se tornen contra los consumidores de forma hostil? ¿Acaso no habría que recurrir a las milicias voluntarias para combatir ha dicha empresa (en tanto sea posible)? ¿No sería unas milicias voluntarias, costeadas por los voluntarios, compatible con el libre mercado?
El dilema del free rider (según lo plantea Víctor) no es tan importante como el dilema del militarismo, por el amplio riesgo que representaría para la Anarquía (y hasta para el libre mercado mismo).
En cuanto a la seguridad interna de una región libertaria, puede ser útil tanto empresas de seguridad como otras prácticas voluntarias o hasta formas híbridas. Específicamente, porque los riesgos de que se impongan sobre los demás resultarían menores (no necesitan tanques, etc.)
Hola Laborradura. Primero, he de decir que entiendo tu punto. De todas formas, creo que hay que saber contextualizar cada caso en su entorno. El caso de Blackwater u otros grupos mercenarios no se ha dado en el contexto propuesto por el anarquismo, sea de la vertiente que sea. Voy a utilizar como ejemplo la antiguamente llamada Blackwater (ahora se llama Xe Services LLC). Esta empresa, sin llegar a conocerla muy a fondo, pertenece a Erik Prince, un hombre que ha trabajado en la administración Bush, bajo la que se perpetraron los famosos escándalos, y además ha donado dinero al partido republicano.
Sin embargo, a la hora de hablar de estas empresas en un caso de libre mercado genuino, habría que entender que no habría un poder centralizado que le ayudara obteniendo ciertos contratos importantes. Además, estas empresas serían en un principio notablemente menos poderosas. Ello haría que costearse tanques o aviones caza o B-52 fuera harto difícil. Además de que si en realidad estuviéramos en una sociedad anarquista, con una mentalidad diferente entonces, sin estados militarizados y todo ese rollo, no creo que las empresas se dedicaran a fabricar tanques o submarinos nucleares así como así. En el caso de darse este tipo de cosas yo creo que el problema no sería ya en sí si alguien tiene cinco tanques o no, sino que estaría ocurriendo con esa sociedad supuestamente anarquista para que ocurrieran ese tipo de cosas.
No creo que hubiera tal diferencia entre bienes entre los muy afortunados y los no tan afortunados como la habría ahora, pues recordemos como se hacen al menos la inmensa mayoría de esas fortunas.
Ah, y que no se me olvide, si tú tienes una empresa de seguridad, te va a interesar ser lo más limpio, seguro y eficiente posible, porque si cualquiera quiere competir contigo, la gente preferirá contratar a aquellas personas que den una imagen más justa.
Personalmente soy muy escéptico del modelo de empresas privadas bien organizadas de seguridad ofertando servicios de seguridad y defensa en un mundo anarquista de mercado.
Ese es uno de los puntos de crítica de los liberales de Estado mínimo o gobierno limitado, creo que ven que las empresas de seguridad tendrían incentivos de crear nuevos estados de corte autoritario (tipo mafias) y para eso prefieren que haya entonces previamente un Estado mínimo con una policía «pública» que otorgue garantías de que eso no podría pasar.
De todas formas, enfoco también el tema desde otra perspectiva. Creo que la población civil aceptaría con mejor agrado la «autoridad» de una milicia ciudadana de voluntarios para la seguridad y autodefensa que la de empresas privadas de seguridad y defensa formuladas como negocios. De hecho esta segunda creo que podría haber gente que no la aceptase y se formasen revueltas, invadiendo las zonas y perímetros que estas empresas vigilasen, como medida de protesta. No sé creo que tenderían a ser algo muy poco popular, mal visto, que generaría protestas si se intentan introducir en alguna ciudad y por lo tanto un negocio caro que no saldría a cuenta al final.
Yo como mucho vería viable pequeñas miniempresas de guardaespaldas para proteger zonas de viviendas en zonas por algún motivo peligrosas. Pero no empresas grandes y muy organizadas de seguridad privada.
Para cosas más grandes creo más bien en modelos como la Policía Comunitaria de Guerrero que se menciona por aquí: http://www.mutualismo.org/2008/12/la-policia-comunitaria-de-guerrero/ . Servicios no lucrativos, de voluntarios y de claro enfoque comunitario y no empresarial.
Un saludo.
Saludos!
Estoy de acuerdo con Telmo con respecto a lo de Blackwater y acerca de los más o menos afortunados. Solo traje el caso de los excesos de los mercenarios por compararlos con las milicias voluntarias de la Guerra Civil Española. En este sentido, la información histórica presenta que tanto las entidades voluntarias como las empresas «for profits» dedicadas a servicios militares han cometidos excesos (en sus respectivos contextos históricos).
«En teoría», ambas opciones pueden fomentar el ambiente menos hostil y más ético si los envestimos de cierta ética libertaria (aunque yo sigo imaginando el modelo de milicias voluntarias como el más costo efectivo para la mayor cantidad de la población).
Sin embargo, podríamos considerar que los (aero)puertos y otras instalaciones podrían comprar o proveer algún tipo de seguridad marítima o anti-aérea que estaría incluido en los costos de operar dichas instalaciones. (Dicha seguridad es ahora ofrecida por el Estado y costeada por todos los contribuyentes, por tanto, dichas instalaciones reciben servicios de seguridad militar subsidiada.) Esto brindaría cierta seguridad (militar) a sus clientes, además de aportar a la seguridad (militar) del territorio. En este caso, dichas instalaciones (entre otras) se beneficiarían directamente de proveer dicha seguridad, por tanto, no habría dilema del «free rider» en dicho caso.
En los casos de seguridad intra-territorial, mi opinión concuerda con la de Alberto García. Entiendo que las opciones podrían incluir empresas de seguridad (con o sin fines de lucro), entidades de voluntarios y entidades híbridas, dependiendo de las necesidades (y preferencias) de cada comunidad o vecindario.
Bueno yo creo que hay que separar las compañias por el tipo de servicio de seguridad que van a prestar, no podemos juntar la seguridad de locales, de calles, de regiones, de naciones en un solo servicio o tipo de organización.
Cada uno de estos «servicios» tiene sus caracteristicas principales y sus pros y contras.
creo que los servicios de seguridad de locales funcionarían perfectamente a nivel privado, a sabiendas de que nivel de «autoridad» o en que casos debe actuar un personal de ese tipo y su capacitación para tratar con el público…
Así también a nivel de seguridad de un pueblo o zona de una ciudad, y al igual que el nivel de capacitación del personal, debe de haber un nivel de responsabilidad del accionar de dichas empresas, de hecho esas empresas podrían ser cooperativas en los que cierto sector de la poblacion participa en distintos niveles…
Otra cosa seria la defensa de la confederacion anarquista de los estados no anarquistas que pretendan agredirla o presionarla con intimidación. En ese caso no habría empresas privadas capaces, dado el tamaño del esfuerzo, y de la necesidad de participación de toda la población, pero al mismo tiempo podrian haber empresas de asesores, milicianos profesionales probablemente con experiencias que preparen, entrenen, coordinen los esfuerzos de las milicias no profesionales, y que respondan, (creo que esa sería una de sus reponsabilidades), a toda la población. Y así como en las asambleas se nombran delegados y estos pueden ser retirados del cargo ejecutivo, estos «generales u oficiales» podrian ser igualmente cambiados.
Lo que sí me parece ineludible en anarquia es la responsabilidad sobre nuestra propia seguridad, no solo militar si no social…
saludos cordiales
@ Laborradura:
No es equiparable una fuerza mercenaria con una empresa de seguridad (en un contexto de libre mercado), sobre todo porque la segunda tiene una reputación e imagen de marca que mantener, por lo que tiene más incentivos que la primera en restringir su conducta agresiva. La respuesta de Telmo al tema de Blackwater es bastante pertinente: esa empresa es una contratista del gobierno americano, y de facto tiene los mismos incentivos que el ejército estatal -está exenta de responsabilidad ante los civiles iraquíes y su gobierno, etc.
Respecto a la objeción acerca de que los ricos dominarían las compañías privadas de defensa, dudo que suceda así. Si las empresas patrocinan a las compañías de defensa, su primer interés será vigilar su buena reputación y buen comportamiento ante el público, pues de lo contrario su propia marca se verá afectada. No es extraño que los patrocinadores abandonen un proyecto cuando surge algún escándalo, para no verse salpicados; aquí ocurriría lo mismo. Además, si las compañías fuesen mutualistas, propiedad de sus clientes pero patrocinadas por esas empresas o individuos ricos, el riesgo sería todavía más bajo.
En tu segunda intervención pareces sugerir algo parecido a lo que yo proponía en el artículo; de hecho, me parece un buen apunte lo de los aeropuertos, puertos y demás. Todas esas empresas estratégicas tendrían incentivos en invertir en la defensa del territorio, aun cuando beneficien a una gran parte de población que no paga esa defensa directamente (subrayo lo de directamente).
No acabo de ver cómo tu propuesta de milicias ciudadanas acaba de resolver el problema de los free riders, ¿qué pasa con la gente que no quiere alistarse en las milicias? Si quedan inmunes, la experiencia probablemente fracase (aumenta los incentivos para no involucrarse; las milicias carecerán de fondos y efectivos, etc.); si son obligados a contribuir, se forma un Estado miliciano y la anarquía desaparece. Si solo apelas al compromiso corres el riesgo que, pasado el «boom revolucionario» de los primeros años, la gente rebaje su nivel de implicación, y los conflictos prolongados -en caso de que suceden- acaben cansándoles, predisponiéndolos para aceptar un nuevo régimen estatal que garantice la paz, como tantas otras veces ha sucedido.
@ Alberto García:
Una mafia no es más que una compañía de defensa con acceso privilegiado al mercado. Si se abre al mercado es probable que pierdan esa ventaja sobre competidores más honestos y eficientes, que ofrezcan a los consumidores lo que realmente quieren.
El panorama de revueltas ante las compañías privadas me parece completamente improbable; hoy en día ya existen en muchos barrios de Estados Unidos (no precisamente los más ricos), y la gente está encantada. La policía de guerrero es una solución precaria en un contexto de bajos ingresos y monopolio estatal, donde los derechos de propiedad de una compañía de ese tipo serían inseguros, y los incentivos para invertir en ella bastante bajos. Pero en Europa o Norteamérica la mayoría de la gente preferiría contratar a otras personas que hicieran el trabajo por ellos, del mismo modo que no fabrican sus propios zapatos, ordenadores, etc. Es posible que se inclinen por mutualidades (y yo personalemente lo prefiero), pero sin duda habrá todo tipo de empresas.
Por otro lado, mi inquietud estaba en relación con la defensa nacional; es decir, con la defensa de territorios extensos frente a agresores externos, probablemente de los Estados que todavía sobrevivan. Una policía comunitaria es totalmente incapaz de hacer frente a ese tipo de amenazas.
Un saludo.
No entendiste lo que quise decir creo. Me refiero a que sin Estado se maximiza la libertad de la gente y podría haber problemas en cuanto a reconocer la legitimidad de la autoridad de ciertas personas y empresas o grupos para según que cosas. En la anarquía, ¿habría más libertad para cierto tipo de actividades económicas o menos? Depende. Creo que es más facil establecer una central nuclear en un modelo estatista de lo que sería en la anarquía (donde nadie querría algo así junto a su casa y pleitearía). Y con grandes concentraciones de personas armadas creo que podría pasar algo similar. La cantidad de pleitos, protestas de pacifistas y antiautoritarios, podría ser tal que creo que finalmente llegarían a la conclusión de que la única solución para no estar siempre en polémicas sería una defensa civil de tipo comunitario.
Lo que pasa hoy en día en Estados Unidos… Admití como posible casos de guardaespaldas y personas que se dediquen a proteger a otros como forma de ganarse la vida en ciertos lugares, pequeñas empresa incluso, pero lo que no veo sentido es a grandes empresas muy organizadas como Prosegur o Securitas.
Y en cuanto a la defensa nacional, pienso como Thomas Jefferson, los ejércitos regulares no tienen sentido en tiempo de paz, para mí ya sean públicos-estatales o privados. Otra cosa son las milicias ciudadanas.
Por otra parte también considero que las posibilidades de que exista una sociedad anarquista rodeada de estados y que haya una guerra son mínimas. Pasó en la revolución española y el anarquismo perdió al final… Creo que si el anarquismo llega será porque los estados entren en crisis y colapsen.
Saludos Víctor!
Tienes razón en que la propuesta de las llamadas milicias voluntarias (por falta de otro nombre) no resuelven el dilema del «free rider». Pero eso es parte del argumento. 🙂 No hay manera de obligar a otro a pagar por seguridad «nacional» (eso sería muy mafioso o estatizado) ni a participar de la misma, porque podrían ser objetores por conciencia (pascifistas, etc.).
En el tema de los free riders (aunque en otro contexto) Roderick T. Long expone algunos argumentos interesantes relacionados a un incendio en Tenessee, EEUU.
http://aaeblog.com/2010/10/06/we-didnt-stop-the-fire/
O sea, mi argumento sería que el dilema del «free rider» sería lo de menos.
Mi postura es que podría ser más costo efectivo, para muchos, asumir su seguridad «nacional» (en asociaciones voluntarias) para prepararse contra casos tan extremos como una invasión. Sin embargo, esto no quita la posibilidad de algunas empresas de defensa marítima (entre otras) que brinden seguridad a ciertas instalaciones (puertos, etc.) puedan existir. Y la seguridad extra que brindan a otros individuos que no pagan por el servicio no le resta servicios de seguridad a quienes si los pagan (porque sus instalaciones puedan requerir dichos servicios). O sea, un puerto no tiene menos seguridad porque los vecinos de la ciudad donde se encuentra el puerto puedan beneficiarse de que el puerto y la ciudad no sea invadida.
Ahora bien, lo de los incentivos y motivaciones «competititvas» de las empresas mencionadas en el texto tienen un obstáculo, en caso de una invasión, podría no haber una segunda oportunidad para decidir «esta compañía no ha hecho bien su trabajo, compremos los servicios de otra». O sea, no hay información suficiente como para decir «la compañía de seguridad ‘nacional’ X hace bien su trabajo o no» hasta que haya sido demasiado tarde (o no).
@ Alberto:
A tenor de tu segundo post, creo que sí entendí lo que quieres decir (de todos modos, corrígeme si me equivoco). Me parece que los puntos de debate pueden resumirse en dos:
1. Por un lado, crees que habrá resistencia contra las compañías de seguridad privada, que serán percibidas como opresoras. Yo no veo motivo para que pueda suceder algo así, y creo que generalizas tu propia percepción al común de la gente. Si hoy en día la mayoría de la población simpatiza con la policía, a la que consideran su defensora, ¿por qué iban a resistirse a compañías que contratan voluntariamente, y que pueden despedir en cualquier momento? Los acuerdos voluntarios siempre son más fáciles de hacer respetar. Además, la evidencia empírica demuestra que barrios corrientes de EEUU, que ya contratan compañías de seguridad, no tienen ningún problema de ese tipo -mucho menos si se tratara de mutualidades.
2. Por otro lado, consideras que la guerra con Estados no anarquistas será improbable. Tampoco creo que exista evidencia empírica para pensar tal cosa: las revoluciones y los cambios de régimen suceden siempre en un único país, y sólo después de que ese país es capaz de repeler las agresiones externas y lograr un régimen estable la experiencia se expande al exterior. De hecho, la competencia entre unidades políticas es una fuente de cambio institucional muy importante a lo largo de la historia, y si la defensa privada y policéntrica de una sociedad libertaria es incapaz de competir en ese terreno, la anarquía no prosperará jamás (probablemente esa sea una de las causas de que hasta hoy no se haya dado más que a pequeña escala). No tengo ninguna fijación especial en la guerra, más allá de esta cuestión, pero una sociedad de libre contrato está perdida si no es capaz de coordinar una cantidad suficiente de recursos para defender la vida y la propiedad de sus integrantes.
Por último, yo tampoco creo que existan economías de escala importantes en la provisión de seguridad; pero sí me parece evidente que, hasta cierto punto, las hay en cuestiones de defensa territorial (aunque las redes pueden mitigar la necesidad de integración).
@ Laborradura:
No acabo de entender en qué responde el artículo de Long al asunto de la defensa nacional; entiendo que quieres decir que la suscripción a las milicias sería voluntaria, y que el pago o la colaboración quedaría a conciencia de cada uno, pero no acabo de captar por qué el problema de los free riders es poco relevante.
En caso de enfrentamiento entre una sociedad estatal y una sociedad libertaria, aunque la primera fuera relativamente más pobre, podría tener una ventaja crucial del hecho de que puede forzar a los free riders a colaborar en el esfuerzo militar. Si las mutuas/compañías/milicias, etc. libertarias no son capaces de incentivar un esfuerzo similar de forma voluntaria, estarán en desventaja, serán derrotadas y la anarquía desaparecerá.
En tu penúltimo párrafo vuelvo a tener la impresión de que decimos lo mismo, ¿me equivoco? 🙂
Sobre la objeción del último párrafo, es una buena objeción. Sin embargo, creo que las empresas patrocinadoras tendrían incentivos en colaborar con las compañías de defensa más eficaces y que, por lo tanto, pueden proporcionarles una buena imagen una vez ganada la guerra. En cierto modo creo que ya hacen ese tipo de segimiento en otros sectores.
Un saludo.
Víctor:
Creo que no me has entendido aún. El problema que veo no es que la gente no vaya a querer contratar empresas para que las protejan, por eso no es. El problema que veo es con la gente que NO contrata a esas empresas PERO tendría que aceptar su autoridad y NO las controlan.
Si hablamos de empresas que se dedican a guardar casas, fincas rústicas, centros comerciales o algo que esté MUY delimitado y claro que no es parte del procomún, podría ser, pero si es para vigilar un conjunto de calles de un barrio personalmente no lo veo viable, a menos que nos movamos en un escenario donde los barrios son propiedad privada reconocida total, tipo urbanizacion muy delimitada y separada, con verja al exterior y cuyas calles intenteriores se consideran propiedad colectiva privada de los pobladores de la urbanización y no propiedad común del municipio.
¿Con qué autoridad podría un guardia de empresa privada detener a un ciudadano en una calle del procomún del municipio? Es que si alguien hiciese eso, al día siguiente supongo que tendría denuncia por secuestro a cal y canto. En cambio con una patrulla vecinal de autodefensa, ya cambia un poco la cosa, se vería de otra manera probablemente.
@Víctor
Seguramente coincidimos en gran medida.
[El texto de Long muestra un ejemplo (en otro contexto) de como una empresa puede lidiar con los «Free Riders» y como unos y otros podrían perjudicar su reputación dependiendo a como decidan actuar. Pensé que podía resultar interesante para algunos de los lectores.]
Ahora bien, ¿por qué propongo que no tiene importancia el dilema del «free rider» en torno a la defensa del territorio Libre (lo llamaré así porque ‘nacional’ ya trae ciertas connotaciones que deseo evitar)?
Partiré de cierto «marco de referencia» que tomo del texto (si me equivoco me corriges):
1. Existe un territorio Libre
2. La (gran) mayoría de los individuos que lo ocupan mantienen una ética Libertaria
3. Hay ricos (en el sentido de individuos con mayor cantidad de posesiones costosas – o dinero – que otros individuos)
Los ricos no tendrían, necesariamente, mayor interés en preservar el territorio Libre que los no-ricos. Solo tienen mayores recursos económicos para costear unos servicios (o bienes) de defensa del territorio Libre, pero no necesariamente mayor interés, por tanto gastarán en dichos servicios tanto como entiendan que necesitan o deseen.
Los no-ricos pueden utilizar su tiempo libre en asociaciones voluntarias para la defensa del territorio Libre en vez de contraer gastos adicionales en la contratación de terceros (en tanto entiendan que lo necesitan o lo deseen). Tendrían que asumir los riesgos y los costos del equipo necesario para esto. Sin embargo, podría resultar muy provechoso, y aún acrecentar la reputación de los ricos, si los mismos colaboran con dichas asociaciones voluntarias contribuyendo con equipo (o dinero, etc.), con su tiempo o ambos.
En el caso de las empresas «profesionales» de defensa del territorio Libre, creo que serían ciertas empresas (sean cooperativas de trabajadores o no) las que requirirían dichos servicios para proteger sus instalaciones (puertos, etc.). En tiempo de paz, dichas empresas podrían brindarles servicios como rescatistas o en caso de accidentes y/o desastres (naturales). Las asociaciones voluntarias de defensa del territorio Libre podrían estar asociadas a dichas empresas de forma que pudiesen colaborar en la guerra o en la paz.
Tal vez los ricos decidan gastar en dichas empresas ‘profesionales’, sin embargo, no tienen que hacerlo necesariamente. Podrían gastar tiempo y/o dinero en las asociaciones voluntarias y así fortalecer todo el aparato defensivo del territorio libre, puesto que ya las empresas «profesionales» de defensa del territorio Libre podrían tener clientes seguros.
En este caso, porque los ricos (o los no-ricos) no decidan en gastar en empresas «profesionales» no necesariamente existe un problema serio del «free rider». Principalmente si la (gran) mayoría de la población es libertaria y entiende que para proteger su forma de vida deben evitar la invasión del territorio Libre a toda costa, entonces la (gran) mayoría de la población aportaría de una forma u otra.
En mi marco de referencia (especulativo) el punto #3 sería irrelevante, el resto del «análisis» (especulativo) sería el mismo pero sin ricos (las diferencia de posesiones – que imagino menores de lo que se podría interpretar del texto – sería parte de la libertad de cuánto y en que se trabajó y cuanto y en qué se gastó lo obtenido por medio del trabajo, por tanto, los que se considerarían ricos en el texto yo los considero individuos igual que todos los demás). Si el punto #2 se mantiene para ambos marcos de referencia, no hay un problema de «free rider» preocupante en ninguno de los dos casos. El aparato de defensa del territorio Libre podría seguir siendo una integración de las asociaciones voluntarias y las empresas «profesionales» (costeadas por las empresas antes mencionadas) donde la (gran) mayoría de la población aportaria para mantener su estilo libertario de vida.
@ Alberto García:
Gracias por la aclaración; varios puntos:
1. Las compañías privadas no están para imponer su autoridad, sino para defender a sus clientes de agresiones externas. No encuentro por qué la mayoría de la gente iba a encontrar opresiva su presencia en las calles, barrios, etc. de una ciudad libertaria. No estamos hablando de un estado policial; si su comportamiento es adecuado, podrían verse incluso con simpatía.
2. No entiendo exactamente a qué te refieres con «procomún» o «espacios municipales», ¿quién gestiona esas áreas? ¿quién las paga? Volvemos al mismo problema de free riders: si todos los ciudadanos del municipio tienen que contribuir, se trata de una ciudad-estado; y si es voluntario, mucha gente podría no contribuir, y menguarían los incentivos por invertir en ello. Lo más probable es que todas las calles sean privadas en algún sentido, aunque la mayoría de ellas estén abiertas (podrían sufragarse con tarifas de aparcamiento, etc.). Quizá sean propiedad directa de los vecinos más cercanos, quizá subcontraten su administración a compañías especializadas, etc.
De todos modos, esto se aleja bastante del problema de la defensa nacional.
@ Laborradura:
Gracias por la aclaración.
No sé hasta qué punto el texto de Long es aplicable a la defensa nacional; yo diría que sí lo es a la seguridad privada, pero la primera tiene características bastante diferentes.
En cuanto a tus tres puntos, estoy de acuerdo con el 1 y el 3, pero el 2 me parece más dudoso. En mi opinión, la visión más saludable (y probable) debería contemplar que los libertarios seguiremos siendo minoría, y que la mayoría de la gente, sencillamente, vive a gusto en un sistema más próspero y libre, pero no está muy politizada ni dispuesta a hacer grandes sacrificios en caso de que hagan falta. Algo similar a lo que sucede hoy en día: la mayoría de la gente está de acuerdo con los principios básicos que rigen la sociedad, pero estaría dispuesta abandonarlos si se vuelven demasiado costosos.
Además, suponiendo que en un principio exista cierto «fervor revolucionario», ese fervor se apaga con el tiempo, y puede volverse en hastío si los problemas no se solucionan rápido. Creo que las revoluciones fracasadas demuestran bastante bien ese punto.
Sobre los ricos, yo tampoco los considero «por encima» de los demás en ningún sentido. Para evitar prejucios acerca del término, imagina que en la región de Emilia Romagna se instaura la anarquía, y tienen que hacer frente al ataque de un Estado exterior. ¿Quién tendrá más incentivos en contribuir a la defensa? Las mutualidades de seguridad son incapaces de organizar un ejército lo suficientemente importante, y muchos consumidores no están dispuestos a pagar tarifas más altas para comprar material bélico, contratar más soldados, etc. Los pequeños comercios, restaurantes, talleres, etc. tienen pocos incentivos en contribuir más, porque sus negocios son relativamente poco costosos, y pueden reconstruirse en caso de destrucción. Además, su nivel de ingresos hace imposible que puedan contribuir con una cantidad significativa. Las organizaciones con más incentivos serán las redes de cooperativas que posean equipos más caros e intensivos en capital: fabricantes de automóviles, productos tecnológicos y otros bienes, que además serían los primeros beneficiarios de una buena publicidad en su comunidad. Sólo en ese sentido los «ricos» tienen más incentivos que los pobres en invertir en la defensa nacional. Por una parte tienen más que perder en términos absolutos (y más capacidad para protegerse de la pérdida), y por otra tienen más que ganar con la publicidad.
Un saludo.
@ Victor
Ahora comprendo.
Pero creo que sin el punto #2 no necesariamente estaríamos considerando la instauración de la Anarquía, como una sociedad mayoritariamente antiautoritaria, sino la anarquía como colapso del Estado. Dicha condición es inestable y la minoría libertaria tendría que defenderse de las agresiones externas como de las posibles organizaciones autoritarias intraterritoriales.
En este sentido, lo importante de una tendencia gradualista hacia la Anarquía, sería lograr la aceptación de la cultura (y ética) libertaria por una amplia mayoría de la población (de cierto territorio) que no se la impondría al resto, pero que pudiera asumir los costos y riesgos de vivir oponiéndose constantemente a la coerción.
Saludos!
Víctor, debo decir que me da la impresión de que muchos de los anarquistas son en realidad adherentes al municipalismo libertario, más que al anarquismo de contratos llevado hasta el escalafón más bajo. Es decir diría que en la práctica muchos anarquistas defienden las polis más que el contrato individual. Ciudades gestionadas a través de la democracia directa en los barrios. Si los barrios gestionan parte de sus servicios por democracia directa y consenso no podría haber nunca imposiciones y los problemas de free riders se tratarían en las asambleas. Si alguien no quiere pagar habría que intentar convencerlo para que lo haga o llegar a un trato con él.
Ese problema también se da ahora mismo ya en las comunidades de vecinos de los pisos cuando hay que arreglar el tejado o instalar un ascensor. Algunos vecinos puede que no lo vean necesario y tienen que llegar a soluciones con ellos. Mira como las comunidades de vecinos actuales solucionan estos problemas y tendrás supongo una idea de como harían los ciudadanos en la anarquía (recueda que lo más seguro es que no vayan a hacer lo que diga un teórico u otro sino lo que espontáneamente vean mejor, jeje).
De todas formas, aún desde una aproximación no de polis, sino de contrato individual, en el anarquismo individualista y en el mutualismo existe procomún, que serían las tierras comunales. Cuando hablas de propiedad te refieres a posesión en la teoría anarquista. Esos vecinos poseen esas calles que ellos ocupan. Pero son propiedad en realidad de todos los ciudadanos. Y para detener o echar a alguien de algún sitio porque esté haciendo algo malo (por ejemplo un borracho que esté dando la tabarra una noche en el vecindario y no se calle no dejando dormir a la gente) hay que tener «autoridad». Ahí es donde viene mi objeción. Un vigilante privado detiene y se lleva preso al borracho y a los pocos días podría haber pleito por secuestro. Preveo que sería un negocio tremendo para los bufetes de abogados pleitear todo el rato contra las agencia de seguridad privada y éstas al final dejarían de ofrecer esos servicios. Por el contrario lo mismo con vecinos de las patrullas de autodefensa ciudadana podría ser visto desde otro punto de vista en un tribunal, pues son los posesionarios. En el juicio se podría decir que bueno que el borracho la estaba liando bien liada y molestando a mucha gente y que alguien tenía que llevárselo a otro sitio por el bien y libertad de los vecinos y lo hicieron los propios vecinos, los más justificados moralmente.
Obviamente todo dependerá también de los códigos legales y costumbres de que cada municipio y esas cosas.
Creo que estás hablado aquí sin tener en cuenta las implicaciones que podría tener en Derecho. Y sobre todo en Europa donde hay libertades que se valoran más que la propiedad.
Y sí, tienes razón que de lo que hablo es más de seguridad ciudadana que de defensa militar, pero todos estos temas en general están tan poco tratados en el anarquismo que también es interesante.
Sobre el tema de más ricos y menos ricos y el incentivo de los primeros para defenderse no sólo a sí mismos sino a toda la sociedad anarquista de un eventual Estado vecino que la quiera invadir debo decir que esta discusión la tuve en el foro de Alasbarricadas.org (porque un usuario en un tema sacó a discusión este post, la parte final donde se habla de los trirremes). Y dije que se había cumplido lo que dice Víctor en la Revolución Española de 1936. Allí los más ricos, los que más recursos tenían, que los consideré los pobladores de Barcelona y Cataluña, no se encerraron en la ciudad para defenderse a ellos mismos, sino que se vieron incentivados a ir al frente de Aragón y ayudaron a los más pobres, los habitantes de los pueblos.
Creo que es lo más cercano a una especie de confirmación histórica de lo que plantea Víctor.
Ah, también decir que hoy en día están de moda las guerras asimétricas, que es algo que no os habéis acordado de mencionar, que sirven como demostración de que si bien una pequeña fuerza paramilitar no estatal de defensa igual no gana a un Estado, sí puede suponer tanta molestia para el Estado que al final éste cese en su actitud. Es decir, redes de pequeños grupos puede igual no ganar, pero tampoco perder, y poner tantas dificultades al ejército invasor que al final éste acabe por marcharse, cuando el Estado vea que los costes no compensan los beneficios que pretendía obtener en la invasión. Por no contar que los miembros de la sociedad anarquista atacada podrían influir en la opinión pública del país invasor para que éste cejase en su empeño. Por ejemplo en la última guerra de Irak, la población española no estaba muy a favor de que hubiera tropas españolas allí.
Casos hay más que de sobra, en los últimos 50-60 años. Estados Unidos se marchó de Vietnam. La URSS se marchó de Afganistán. España sacó las tropas al final de Irak cuando ZP llegó al gobierno. Estados Unidos no está consiguiendo hoy más muertes, gastos y descontento de la población en Afganistán y en Irak. El Estado de Israel tampoco consigue acabar con los insurgentes palestinos.
Estos análisis son una aproximación porque esas insurgencias es posible que cuenten con apoyos de estados exteriores encubiertos quizás (en la guerra de Vietnam, Vietnam del Norte fue apoyado por la URSS por ejemplo y en la invasión de Afganistán por parte de la URSS los Estados Unidos ayudaron a los afganos) pero en una sociedad anarquista no serían insurgentes que reciben ayuda del exterior más o menos oculta, sino la población con sus recursos propios para defenderse.