El trabajo en la corporación
La teoría nos dice que dentro de una empresa el tiempo de los trabajadores es asignado a las tareas más rentables en cada momento.
Especialmente a partir del surgimiento de la “gestión científica” de Winslow Taylor y del fordismo, fue calando en el público la creencia de que el staff corporativo podía diseñar los planes de trabajo casi a la perfección. Algunos liberales vulgares, convencidos de esta idea, se dedicaron a predicarla con entusiasmo; Ludwig von Mises ofrece en Burocracia un cuadro significativo:
Los refinados métodos de la teneduría de libros, de contabilidad y de estadística económica proporcionan al empresario una imagen fiel de todas sus operaciones. Este puede apreciar el éxito o fracaso de cada una de sus transacciones. Con la ayuda de esos informes, puede controlar las actividades de todos los departamentos que le conciernen, sin preocuparse de su extensión.
Sin embarco, como corrobora la experiencia diaria de millones de trabajadores, esta suposición peca de una completa ingenuidad.
El exceso de tamaño y jerarquía de las grandes corporaciones inhabilita a sus gestores de saber qué están haciendo realmente sus empleados en cada momento: los gestores son incapaces de percibir toda la información relevante del entorno de la empresa, y cada peldaño de la jerarquía es un obstáculo para el conocimiento del proceso de producción.
Como la organización es incapaz de recompensar la productividad real, crea una medida alternativa en términos de procesamiento de trabajo: el consumo de tiempo, esfuerzo y materiales sustituye a la producción en sí misma como fin empresarial y como medida del éxito.
El proceso racional debería consistir en medir la producción final; a continuación averiguar cuánto se tarda en obtenerla y, finalmente, asignar el tiempo de trabajo a cada empleado. Pero, por supuesto, como la burocracia corporativa es incapaz de cumplir el segundo paso (“averiguar cuánto se tarda en obtener la producción”), debe recurrir al gasto de tiempo como medida para controlar a sus empleados.
En consecuencia, las corporaciones presionan a sus empleados para que se mantengan en el trabajo más tiempo del necesario, y estos se muestran más preocupados en aparentar que trabajan que en cumplir realmente los objetivos de la empresa. Detrás de todo encontramos a unos empleados desmotivados y sin un interés racional en aumentar su productividad.
Aunque cualquier trabajador podría corroborar este hecho, Kropotkin relataba en La conquista del pan una práctica similar en las manufacturas inglesas:
[S]abréis que la regla general de los talleres es que el obrero no haga nunca todo lo que es capaz de hacer. ¡Desgraciado del que al entrar en una fábrica inglesa no siguiese este consejo que le dan sus compañeros! Porque los trabajadores saben que si en un momento de generosidad ceden a las instancias de un patrono y consienten en hacer intensivo el trabajo para concluir encargos apremiantes, ese trabajo nervioso se erigirá en lo sucesivo como regla en la escala de los salarios. Por eso, en nueve fábricas de cada diez, prefieren no producir nunca tanto como podrían. En ciertas industrias se limita la producción, con el fin de mantener altos los precios, y a veces corre la orden de Cocanny, que significa: ¡A mala paga, mal trabajo!
Trabajar es una pérdida de tiempo; lo realmente importante es producir. Como argumentaban Tom Peters y Robert Waterman en En busca de la excelencia, las organizaciones deben sustituir su orientación interior (jerarquías excesivas y procedimientos burocráticos) por una organización más flexible orientada a satisfacer las necesidades de los consumidores.
Algo va mal cuando la obediencia a las reglas se convierte en un fin en sí mismo.
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Libros consultados:
Burocracia: gestión empresarial frente a gestión burocrática, Ludwig von Mises
Organization Theory: A Libertarian Perspective, Kevin Carson
La conquista del pan, Piotr Kropotkin
En busca de la excelencia: lecciones de las empresas mejor gestionadas de los Estados Unidos, Thomas J. Peters y Robert H. Waterman Jr.
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21 Responses to El trabajo en la corporación
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Creo que esto tiene alguna conexión con la propuesta de Bob Black de «abolir el trabajo», en el sentido de abolir los procedimientos burocráticos que nos atan a empleos improductivos que no podemos controlar.
Claro que Black lo lleva demasiado lejos, en mi opinión.
Bob Black, efectivamente, va mucho más lejos, se posiciona en este tema junto a los primitivistas y a estos la palabra producción les produce nausea. Pero tiene razón en que eso de que cada vez trabajamos menos es un mito, no parece que los horarios se hayan reducido mucho con la automatización.
Tienes razón al decir que lo que importa es la produccción y no el trabajo, pero no en todos los sectores de la economía se puede medir la productividad con igual facilidad. Es un tema que los lumbreras de empresariales y economía deberían estudiar con profundidad.
Saludos!
Buen texto Víctor aunque es algo que siempre había tenido de forma consciente en la cabeza… ¿Quién trabaja mejor? ¿Alguien que es vigiliado y que no le importa la producción? ¿O el propio dueño/cooperativista de la empresa?…yo creo que si durante el siglo XiX las cosas se hubiesen hecho bien (abolir monopolios y antiguas acumulaciones feudales) ahora mismo el trabajo asalariado sería un chiste.
Saludos
@ A. Chena:
Estoy de acuerdo con lo de Bob Black.
Respecto a la productividad, no se trata de medirla con regla, sino de que las organizaciones orienten su actividad hacia el interior (formalismos burocráticos) o hacia el exterior (atender a los consumidores, énfasis en los objetivos, etc.).
Piensa por ejemplo en el propietario de un bar: él no mide la productividad, pero asigna a sus empleados fines concretos porque puede medir y modificar sobre la marcha (friega, atiende la barra, compra mortadela). En el caso de una cooperativa, se combina esa forma de gestionar con la presión de los iguales, que puede ser tanto o más efectiva -de hecho muchas corporaciones como Gore ya se están «cooperativizando» en ese sentido-.
@ Raskolhnikov:
Gracias!
En mi opinión, alguien que está vigilado solo tiene incentivos en producir hasta el límite que le exiga el vigilante, pero no tiene un interés racional en ser productivo per se, por lo que un trabajador-propietario (cooperativista o autoempleado) sí es más productivo.
Estoy de acuerdo con lo del siglo XIX; de hecho, a principios de ese siglo, cuando en Estados Unidos prácticamente no existían los monopolios (la banca era relativamente libre, los aranceles eran todavía bajos, no había patentes y la tierra era abundante) el trabajo asalariado era muy marginal. Kevin Carson comenta que por aquella época los estadounidenses consideraban el trabajo asalariado como un resquicio decadente del viejo mundo, Europa. Supongo que un libre mercado genuino, a la larga, podría tener resultados parecidos (con una producción más cooperativa y en red que la de aquella época, claro).
En cierto modo apuntas a la misma dirección de B. black Víctor. No obstante, no es correcto que se posicione dentro de una perspectiva primitivista (la cual aunque no asumo totalmente es respetable). Si se lee su texto «La abolición del trabajo» lo que propone es un nuevo modelo de sociedad basado en el disfrute, orientado al placer, al goce. Una sociedad donde lo lúdico es una moneda por decirlo así. Pero en ninguna parte afirma que para llegar allí debamos abolir la técnica. Al contrario nos dice que buena parte de la técnica que se ha usado no es para trabajar menos sino para trabajar más. Y que en una sociedad como la que él propone la misma serviría para procurarnos mayor placer, que puede venir en ocupaciones placenteras que confundimos con no-trabajo. Hobbys, y arte que nunca asociamos con esa despreciable palabra. Pero es que lo que debemos mirar es como arreglar la producción tomándo como norte que cada cual haga lo que más le gusta. Eso como lo primero. Yo siento su escrito como una mira panóptica de lo que iría sucediendo progresivamente y hacia donde tendería nuestra sociedad anarquista. No lo considero un manual de texto a ser interpretado literalmente. Es obvio que nuestra sociedad no podría sostenerse con una economía del regalo así de buenas. Pero esa economía estaría contenida dentro de las múltiples que podrían vivir en el seno del mutualismo. O mejor dicho, no del mutualismo como sistema (lo cual no es incorrecto) sino en esa sociedad anarquista que soñamos… quizás con los ojos muy abiertos….
La palabra no es trabajo sino actividad como flexibilidad y autonomía. Tampoco productividad suena muy bien porque recuerda un poco a ese fordismo y toyotismo del cronómetro. Producir mejor hacer, es más sencillo y suena a autonomía que permite nexos reticulares intraempresariales.
Es lo que estamos intentando poner en práctica aquí
El problema no es ser productivo, en el sentido de sacar más output al mercado. Hay empresas que sacan un alto output al mercado, incluso que dominan gran parte del mercado, pero que no son tan rentables (el criterio importante a la hora de medir el éxito).
En las empresas actuales, es la labor de la alta dirección, la que define la estrategia, la que determina cuánto valor se produce: si la estrategia empresarial es equivocada, dará igual cuántas horas echen los trabajadores produciendo output: el concepto que genera la mayoría del valor, la estrategia empresarial, no es rentable y la empresa acabará por cerrar.
Por ello, lo fundamental no es que haya trabajo asalariado o no trabajo asalariado: lo importante es que la dirección de la empresa tenga incentivos a que ésta sea rentable. Un trabajador asalariado puede aportar un input de información que a los socios de una cooperativa se les escape.
Sin embargo, es evidente que para que los incentivos de los dirigentes sean correctos, éstos deben poseer una parte sustancial de la empresa, y que su responsabilidad sobre la parte de la empresa no esté limitada al capital.
Buenas ideas las que expone libertista. Parece un buen fichaje. 🙂
creo que ademas abria que aclarar un concepto que es el de la rentabilidad, se suele pensar en terminos monetarios, y esa es una rentabilidad tan ilusoria como las especulaciones de la bolsa, es cierto que las empresas deben ser rentables, pero en la actualidad eso solo es posible si la rentabilidad exede con creces los intereses bancarios los indices inflacionarios y si sus cotizaciones en acciones van de acuerdo con la bolsa de valores, esa rentibilidad solo proboca desempleo, especulacion , depredacion ecologica…
cientos de emprendimientos en la actulidad no son rentables pero podrian serlo si se diera una reforma monetaria, emprendimientos que son de beneficio social y no especulativo..
saludos cordiales
@ Ontorbihem:
Yo también notaba cierta tendencia primitivista en el escrito de Bob Black, aunque no centrase su crítica en la sociedad industrial sino en el trabajo. Gracias por la aclaración.
En general pienso contigo que el trabajo puede cambiar sustancialmente, pero lejos de sus espectativas.
@ Libertista:
Con «productividad» me refería a «crear valor», solo que este último término no me convence porque da lugar a concepciones engañosas (el valor no se puede «crear», sino que nace del sujeto). Precisamente lo enfocaba al contrario que la simple «producción de output» basada en procesos rutinarios y de espaldas al consumidor -supongo que a esto te refieres con la «estrategia empresarial equivocada».
Si la rentabilidad consiste en sacar el máximo output de los inputs, es evidente que un trabajador (input) desmotivado no es rentable.
Estoy de acuerdo en todo lo demás: solo apuntar que la dirección de la empresa no tiene la información adecuada per se, y que hay organizaciones que pueden percibirla con mayor facilidad, lo que tiene serias repercusiones en la estrategia empresarial. Además, esa estrategia empresarial también tendrá más o menos éxito en función de la implicación de todos los integrantes de la organización.
Un saludo Logse.
Dice Libertista:
«Por ello, lo fundamental no es que haya trabajo asalariado o no trabajo asalariado»
No estoy deacuerdo,yo como anarquista quiero acabar con TODAS las jerarquías (económicas,politícas,religiosas y sexuales), a lo mejor soy un romántico,un colectivisto o Dios sabe que, pero bueno de ahí no me muevo.
Un saludo
«El proceso racional debería consistir en medir la producción final; a continuación averiguar cuánto se tarda en obtenerla y, finalmente, asignar el tiempo de trabajo a cada empleado. Pero, por supuesto, como la burocracia corporativa es incapaz de cumplir el segundo paso (“averiguar cuánto se tarda en obtener la producción”), debe recurrir al gasto de tiempo como medida para controlar a sus empleados.»
Una barbaridad, lo que plantea conduce a la más irracional de las competencias.
El valor cronométrico se basa en cierta objetividad, el tiempo del reloj és el mismo para tod@s. Lo otro és caer en la ferocidad del control productivo.
Qué criterios habría que aplicar ah ya… claro, como no había caido… el selectivo-ideológico, según el cual diez minutos de un especulador producirían más valor que las ocho horas de currele de un labrador.
Espeluznante.
Pues suscribo abiertamente la postura de raskolhnikov. Y además traigo a colación lo planteado por Sol en el foro sobre el trabajo asalariado: Parece que estamos olvidando rápidamente si nos dejamos imbuir en la técnica que quienes les encanta hablar de la producción son en esencia a quienes van a planificar el trabajo que ellos mismos no realizarán.
Totalmente de acuerdo con la postura de raskolhnikov,y no me parece una idea romantica que para eso leo becquer sino el objetivo a seguir y la meta que nunca debemos olvidar,pues sino estariamos olvidando la esencia del anarquismo desde mi punto de vista.
@ Rashkolnikov
Que yo sepa, el «trabajo asalariado» nace de un contrato en el cual se estipula que alguien hará una cosa que requiera su fuerza de trabajo a cambio de una remuneración. Eso no lo hace ilegítimo per se. Otra cosa es que se haya convertido en la modalidad de trabajo más apetecida por las empresas de hoy en día que no tienen responsabilidad (ni incentivos para tenerla) hacia esos trabajadores.
Sin embargo, el trabajo asalariado existe también en sociedades donde el trabajador tiene el control de sus medios de producción, como es el caso de las estructuras productivas del Medievo: los maestros artesanos, e incluso los no agrupados en gremios tenían aprendices asalariados que se quedaban con ellos para aprender el oficio.
@Víctor
«Si la rentabilidad consiste en sacar el máximo output de los inputs, es evidente que un trabajador (input) desmotivado no es rentable.»
Es que eso no es rentabilidad, es eficiencia. La rentabilidad no tiene ninguna relación con la producción que se saque al mercado: un pleno al 15 de la quiniela tiene rentabilidades del 100.000.000% pero sólo se ha necesitado como inputs el tiempo, un lápiz y un papel, y como output se ha obtenido un papel tachado. La eficiencia productiva sería rellenar el boleto con el lápiz y papel más barato, en el menor tiempo posible, pero la rentabilidad no está ligada a esa eficiencia productiva, sino al azar en ese caso. Puedes rellenar la quiniela con pluma estilográfica en papel de orla, que la rentabilidad no va a cambiar. Por otro lado, si por algún motivo no quieres rellenar la quiniela, tiras el papel y el lápiz a la basura y listo.
Entonces, yendo a donde quería llegar, y de paso contestando a Marco Arrieta, en muchos casos para los directivos de una empresa donde propiedad, control y trabajadores están desligados, tomar decisiones es rellenar quinielas: la eficiencia en los inputs puede ser cuestionable (sin las subvenciones estatales al transporte internacional. el movimiento de materias primas a China para las millones de fábricas que hay sería inviable), los trabajadores pueden estar ruinmente explotados (la palabra China les sonará, digo yo)… porque lo único que buscan los directivos será maximizar la rentabilidad.Y es ahí donde se pone el énfasis.
Así, del mismo modo que para rellenar quinielas con mayor garantía de éxito lo mejor que se puede hacer es manipular los resultados de los partidos (amaños, sobornos), para aumentar las rentabilidades en un contexto de competencia es manipular el mercado (regulación, política fiscal). Las empresas que tengan información privilegiada de en favor de quién se va a manipular tendrán las mayores rentabilidades independientemente (o incluso en relación inversa) de su capacidad mercantil (el caso de la prohibición del cáñamo en EEUU puede servir de ejemplo ilustrativo).
Libertista el trabajo asalariado no nace de un libre contrato, nace de la única opción posible que tiene un trabajador para no morir de hambre o terminar en esas catacumbas llamadas cárceles. Es una extorsión muy sofisticada. Y por otro lado el salario es otra forma de robo, encontrándose en la triste condición de aceptar una fracción del valor total que produce, el obrero se queda doblemente estafado: Por un lado no tiene más opción que el trabajo asalariado (si lo consigue…) y por otra aceptar «Libremente» las paupérimas condiciones que rigen su «contrato»…
Ningún anarquista que se respete aceptaría por decoro, ser tan indulgente con semejante lacra: El trabajo asalariado.
Yo no soy anarquista. Soy fundamentalista estrábico. Y tampoco me respeto a mí mismo.
En lo que incido es que el trabajo asalariado puede nacer de libre contrato. Si hoy no lo hace, es por factores largamente discutidos, y tiene como consecuencia el panorama que presentas. Pero rechazar una modalidad contractual en abstracto, simplemente porque es la representativa del indeseado sistema actual es dogmático.
En mi opinión estás tomando el todo por una parte: la universalización del trabajo asalariado es consecuencia de unos procesos de pérdida de autonomía de los trabajadores que está forzada por el Estado. Es contra el causante de que esos procesos indeseados se produzcan contra el que debemos cargar. Sostengo que en un mercado libre se puede llegar a relaciones de trabajo asalariado en base a que las condiciones en las que surge también pueden aparecer sin intervención del Estado. No serían lo normal, pero aparecerían.
@ V:
El párrafo que citas no era una propuesta, sino una comparación entre lo que sería adecuado -pero imposible- en una corporación y lo que se ve obligada a hacer.
No pretendo asignar a nadie sus recompensas; eso es algo que deberá ganarse mediante intercambios voluntarios con los demás.
@ Libertista:
Tienes razón en el asunto de las definiciones. De todos modos, para el empresario siempre será preferible realizar eficientemente una actividad con escasa rentabilidad que dedicarse a una actividad muy rentable de forma totalmente ineficiente, por lo que la vigilancia en que los inputs (en este caso el trabajo) se están dedicando a las tareas más relevantes sigue siendo importante.
Un saludo!
Definitivamente no comprendo… ¿Qué sentido tiene mantener mantener el asalariado?¿ Es imposible darse cuenta de lo que representa? El robo y la estafa además que representa un problema… Significa la reinstauración de la jerarquía.
«…será preferible realizar eficientemente una actividad con escasa rentabilidad que dedicarse a una actividad muy rentable de forma totalmente ineficiente, por lo que la vigilancia en que los inputs (en este caso el trabajo) se están dedicando a las tareas más relevantes sigue siendo importante.» Victor. L
Es que ¿Quién es un empresario dentro de nuestro sistema mutualista? ¿Será acaso aquel señor que poseerá el dinero para hacer trabajar al resto que no lo posee? ¿Entonces que cosa nueva se propone? Hasta aquí nada nuevo, sólo un recambio burocrático de la administración del poder. Y si se mira de cerca es nada más y nada menos que la continuidad de la dictadura silenciosa del reloj, el respeto al cabrón que te supervisa cada peo que sueltas en un día, el asedio a que te mantengas en lo tuyo, la maldita dictadura de San lunes y su comité epicospal pues.
¡Qué bonito es planificar el trabajo de otros!
Mucho más cuando mi labor es supervisarlo…
¿Verdad?
@ Ontorbihem:
Yo no pretendo mantener el trabajo asalariado, pero sí tolerarlo como cualquier otra relación pacífica. Lo que creo es que será menor, mucho menor que hoy en día.
Respecto al párrafo que citas, hablaba en términos abstractos y de comparación entre modelos de empresa (la «vigilancia de los inputs» la realiza tanto el empresario en la empresa autoritaria como el trabajador sobre sí mismo y sus compañeros en la empresa cooperativa). En un sistema mutualista los empresarios son los trabajadores, como bien sabes.
Pero Victor no es una relación pacífica. Quizás lo sientes porque no ves la violencia física directamente. Pero es una extorsión.
Yo parto de que si se derrumba el monopolio del dinero el asalariado dará un vuelco revolucionario. La empresa autoritaria no puede permitirse semejante cosa si pretende subsistir. Y sí entiendo que dentro del mutualismo los trabajadores son los empresarios, cité el texto por la confusión que me movió.
Lo interesante y lo cual debemos proponer son modelos de autogestión. Sería interesante ver cómo podemos nosotros diseñar modelos donde se trabaje lo mínimo, se produzca lo máximo (dentro de lo necesario a producir) y obtenga placer en su diversas fuentes al hacer lo que más nos gusta.
¿Utópico? Sí… Por eso soy Anarquista, por eso la historia nos reclama donde los «Científicos» fracasaron…