Estado de Bienestar, ¿para qué? – Una crítica mutualista
Una postura genuinamente libertaria con respecto a los llamados “servicios sociales” debe cumplir tres requisitos esenciales:
1) Disminuir el aparato estatal o, al menos, no incrementarlo.
2) Generalizar el acceso de toda la población a estos servicios (sanidad, educación, etc.).
3) Y, si es posible, desconcentrar la riqueza de las grandes corporaciones.
Hasta ahora solo se han presentado dos posturas que se reclaman libertarias: la anarcocomunista (o anarcosindical, aunque ambas cosas no van necesariamente unidas) y la anarcocapitalista.
La postura de los primeros es bien conocida: deben reforzarse las conquistas sociales de la clase obrera a costa de la “burguesía” mediante los impuestos.
Si bien cumple el requisito número 2, desatiende los otros dos y, por lo tanto, debe ser desechada por los anarquistas.
Los anarcocapitalistas, de otra banda, proponen, tras correctas pero insuficientes argumentaciones contra la intervención estatal, que se liquiden completamente y cuanto antes los “servicios sociales”. Para ellos, el simple hecho de que el sector privado provea los servicios de forma más ética y eficiente es suficiente para dejárselo todo y sin más.
La postura de este segundo grupo es, igualmente, insuficiente: cumple con creces el primer requisito, pero desatiende el tercero y olvida completamente el segundo.
Existe una tercera postura hasta ahora desconocida, la mutualista, que solventa las insuficiencias de las dos anteriores y cumple al tiempo todos los requisitos que hemos enunciado: cerca el poder del Estado, generaliza los servicios sociales y disuelve la riqueza de los piratas corporativos. Y lo más importante: puede plantearse como alternativa a corto-medio plazo.
(Cuando hablamos de servicios sociales nos referimos, básicamente, a la sanidad, la educación y las pensiones de jubilación, enfermedad, desempleo, etc.)
Lo primero que debemos aclarar es que la Seguridad Social, al contrario de lo que se piensa, se extrae mayoritariamente de los obreros y no de los empresarios. Como apunta Huerta de Soto:
“[…] desde un punto de vista económico, tales contribuciones son pagadas en última instancia por los propios trabajadores, dado que las mismas forman parte del costo laboral total del empresario, y a éste le daría igual pagarlas directamente a sus trabajadores en vez de tener que hacerlas efectivas al sistema estatal de Seguridad Social”. [1]
El segundo problema de la sanidad y la educación estatales es bien conocido por todos: El Estado no sabe cuántos recursos debe destinar ni hacia dónde, por lo que estos se reparten arbitrariamente entre los distintos centros. Además, como son los funcionarios quienes gestionan los servicios pero los contribuyentes quienes interiorizan sus costos, estos tienden a ser desproporcionadamente caros en relación a lo que ofrecen. La burocracia de los distintos centros considera que su personal y su equipo siempre son insuficientes, y presiona a la administración central para que aumente los presupuestos, etc. A pesar de ello, el servicio no mejora, sino que se reparte entre más personas.
Un buen paliativo sería mutualizar la sanidad y la educación, de forma que quienes administran y asumen los costos de la administración sean las mismas personas; los usuarios. De esa forma podrían limitar los gastos al verdadero precio de costo y asegurar un funcionamiento razonable. Si el Estado mutualizara estos servicios y descontara el gasto de las contribuciones, la gran mayoría de los ciudadanos saldría ganando, a la par que se estimularía la economía gracias a la reducción fiscal.
Si además eliminara las barreras de apertura y las regulaciones soviéticas (temarios oficiales, etc.) para colegios y hospitales, estos negocios se multiplicarían en cantidad y variedad y el precio de sus servicios caería, ofreciendo una buena alternativa para aquellos que no desearan pertenecer a una mutualidad.
La pequeña fracción restante de la población que después de estas reformas no pudiera costearse los servicios sociales, accedería a ellos desde el momento en que se abolieran las patentes. [2]
Como apunta Kevin Carson en Iron First:
“Las patentes marcan una diferencia astronómica en el precio. Hasta principios de 1970, por ejemplo, Italia no reconoció las patentes farmacéuticas. Como resultado, Roche Products cargó a la salud nacional británica un precio más de 40 veces mayor por los componentes patentados de Librium y Valium de lo que cargaron los competidores en Italia.”
Joseph Stiglitz, pone sobre la mesa varios ejemplos:
“El Proyecto del Genoma Humano identificó un gen que permite predecir el cáncer de mama y que fue patentado por una compañía estadounidense. El costo real de la realización de pruebas para determinar el gen es mínimo, pero los costos de los pacientes son tan elevados en los EE.UU. que las personas sin recursos no están en condiciones de efectuar la prueba. Esto pone en tela de juicio la equidad y la justicia del sistema de patente.”
“[…] los medicamentos genéricos cuestan una fracción de aquellos de nombres comerciales, pero con el acuerdo sobre PI y comercio de la Ronda Uruguay de la Organización Mundial del Comercio se dictó una sentencia de muerte para millones de personas al dificultarles el acceso a estos medicamentos de menor costo”.
Cecilia Oh hace varios apuntes interesantes al respecto:
“Una comparación de precios entre los medicamentos para el VIH/sida ilustra el hecho de que las multinacionales venden sus productos a precios mucho más altos que los productores genéricos. Por ejemplo, el precio en Estados Unidos del 3TC (Lamivudine) es comercializado por Glaxo a 3.271 dólares (por paciente, por año), mientras que en India, los fabricantes genéricos como Cipla Ltd. y Hetero Drugs Limited ofrecen sus versiones a 190 y 98 dólares respectivamente.”
“Este punto se ve ilustrado más claramente por la última oferta de Cipla: una combinación de estas tres sustancias contra el sida, para todo un año, a un precio de entre 350 y 600 dólares. La combinación equivalente, en medicamentos patentados, se comercializa entre 10.000 y 15.000 dólares.”
Las farmacéuticas contra argumentan que los costos de la investigación y comercialización de los medicamentos son muy altos, por lo que la patente supone una justa recompensa. A lo que Cecilia Oh responde:
“Según las estimaciones de la propia industria farmacéutica, se invierten entre 350 y 500 millones de dólares en crear una nueva sustancia. Pero las investigaciones independientes indican que la inversión es de 30 a 160 millones. Cualquiera sea de estas cifras, los réditos de muchos medicamentos contra enfermedades mortales superan fácilmente la inversión en investigación y desarrollo. Por ejemplo, en 1999, la venta de ciproflaxina de Bayer llegó a totalizar 1.630 millones de dólares, mientras que Pfizer vendió fluconazol por 1.000 millones de dólares”.
En el caso de los institutos y colegios públicos, la abolición del copyright puede proporcionar enormes beneficios sociales. Los propietarios de las editoriales no deberían tener derecho a impedir que otros copiaran y distribuyeran sus libros; solo los consumidores, en caso de falsificación, podrían demandar a los vendedores. Pero es muy probable que surgieran empresarios dispuestos a comercializar los carísimos libros de texto de otras editoriales, respetando el formato y la autoría.
De esa forma, las editoriales ya no tendrían incentivos en lanzar al mercado “nuevas” ediciones de sus viejos libros con escasas actualizaciones para aumentar los beneficios. Su mejor herramienta para rentabilizar la investigación y edición sería, como advirtió Tucker, vender los libros a un precio escasamente por encima del costo, de modo que los competidores no se sintieran atraídos.
El enorme gasto de las familias al comienzo de la temporada escolar, el cual supone un porcentaje importante del costo de la educación, se reduciría cuantiosamente.
Servicio por servicio, valor por valor, y garantía por garantía, las fuerzas económicas reducirían el precio de las mercancías a su costo, como Proudhon y Tucker habían previsto.
Por último, las pensiones estatales se basan en un dudoso supuesto, a saber, que la población activa debe mantener a la población inactiva a través de los impuestos. Sucede que, con el envejecimiento de la población, este sistema corre serio peligro de colapso.
Además, al extraer las pensiones de los impuestos y no del ahorro –como sería natural- este decrece y los tipos de interés se disparan. Como consecuencia, el suministro de capital y la demanda de trabajo se contraen, y los salarios son artificialmente bajos.
Así, este sistema aparentemente social, perjudica el nivel de vida de los trabajadores y beneficia a las grandes corporaciones, que pueden financiar sus proyectos con los flujos de tesorería sin necesidad de recurrir a la banca.
La iniciativa mutualista, gracias a que sortea la ineficiencia estatal y el costo de los beneficios privados, está especialmente preparada para proveer este servicio a amplias capas de la población.
—————————————————–
[1]: Crisis de la Seguridad Social y planes de pensiones privados – Jesús Huerta de Soto, 1985.
[2]: Una propuesta que parece razonable para un número cada vez mayor de personas de todas las tendencias.
Related Posts
19 Responses to Estado de Bienestar, ¿para qué? – Una crítica mutualista
Deja una respuesta
« ¿Alianza con los anarcocomunistas? Banca mutualista en Suecia »
En principio estoy de acuerdo con tu planteamiento inicial, pero la solución mutualista que propones tiene lagunas.
Cumple el requisiito nº 1, por lo que respecta al nº2 y al nº 3 te planteo mis dudas.
Dices por boca de Jesús Huerta de Soto:
«Lo primero que debemos aclarar es que la Seguridad Social, al contrario de lo que se piensa, se extrae mayoritariamente de los obreros y no de los empresarios.
“[…] desde un punto de vista económico, tales contribuciones son pagadas en última instancia por los propios trabajadores, dado que las mismas forman parte del costo laboral total del empresario, y a éste le daría igual pagarlas directamente a sus trabajadores en vez de tener que hacerlas efectivas al sistema estatal de Seguridad Social”. [1].
A menudo personaje te has ido a buscar como referente.
Por lo menos en España la situación es que el trabajador paga el 4,6% de su sueldo bruto. En el caso del empresario la situación es la siguiente:
El importe a pagar será entre un 31% y un 33% (depende del CNAE, es decir del sector donde la empresa desarrolla su actividad) del salario bruto anual del trabajador. Existe un tope máximo de entre 11.100 y 12.000 euros anuales (también depende del CNAE).
Si la empresa no esta obligado a pagarlo, el pensar que ese importe iba a engrosar el sueldo del trabajador es como mínimo de ilusos.
Lo que dice este señor es falso.,Este señor persigue simplemente la privatización como un sistema de convertir los servicios sociales en un negocio para algunos ( No creo que sea la forma de desconcentrar riqueza).
Otra cosa es que la burocracia y la mala administración estatal mejore mutualizando los servicios y poniendolos en manos de usuarios y trabajadores.
Dices:
«La pequeña fracción restante de la población que después de estas reformas no pudiera costearse los servicios sociales, accedería a ellos desde el momento en que se abolieran las patentes».
Eso no lo sabes ni tu ni nadie Victor, habria que ponerlo en práctica para demostrarlo. ¿Como abolirias las patentes?¿Como lo harias sin coacción y sin eliminar a las grandes corporaciones?
Como siempre te recuerdo te olvidas de las personas que no pueden ahorrar para dotarse de esos servicios, si una vez implantado un sitema mutualista, se confirma su funcionamiento, desmonta de arriba hacia abajo.
Si en el punto nº 2 hablas de:
«Generalizar el acceso de toda la población a estos servicios (sanidad, educación, etc.)»,
no puedes concluir con :
«La iniciativa mutualista, gracias a que sortea la ineficiencia estatal y el costo de los beneficios privados, está especialmente preparada para proveer este servicio a amplias capas de la población.
Tendriamos que encontrar un sistema que garantice los servicios mínimos de forma generalizada, o al menos marcar unas fases de desmontaje del sistema de bienestar hasta que se demuestre el funcionamiento del sistema mutualista que planteas.
Cuando a menudo haces referencia a los antiguos anarquistas que se auto- organizaban para dotarse de servicios, básicamente escuelas racionalistas, ateneos , cajas de resitencia y apoyo mútuo, tienes que tener en cuenta que parte del exito del movimiento vino por que doto a los que no tenian nada, de servicios que el estado ni se planteaba proporcionar o lo hacia de una forma ínfima. En la actualidad y por lo menos en Europa tienes que luchar con sistemas de bienestar que mal que bien han ido dotando a la población con menos recursos, de servicios de los que carecia. Creo que nos queda mucho trabajo para convencer a las clases populares del cambio y el primer paso debe ser una teoria más solida y que se aleje de teorias liberales. no creo que en el momento economico actual, la población general crea en soluciones que vengan privatizaciones de servicios y que el mercado por si solo solucionará los problemas.
Creo que si se eliminan las patentes eso no afectará demasiado, ni desalentará demasiado, a los inventores, creadores, investigadores. Ellos seguirán inventando, creando, investigando. Ganarán menos dinero, pero ya se acostumbrarán. Puede hacerse. Claro, también hay que desregular simultáneamente. Para que, por ejemplo, un laboratorio pequeño o mediano pueda lanzar al mercado un producto nuevo sin necesidad de cumplir los muchos y costosos requisitos que los gobiernos exigen actualmente.
Otra posibilidad: mantener las patentes, pero obligando a los dueños de ellas a pagar todos los costos que implica la persecución y castigo de los piratas o falsificadores. Es decir, el dueño tendrá que hacerse cargo, con sus propios recursos, de ejecutar las sentencias de los tribunales. No más policía estatal al servicio de los dueños. Eso los obligará a vender baratos sus productos para desalentar a los piratas y falsificadores. Tal vez con eso sea suficiente.
Este tipo de propuestas también las han hecho los anarcocapitalistas. No son exclusivas de los anarcomutualistas. Aunque no niego que fue Tucker el primero en denunciar los privilegios.
Dice Salvoechea:
>>Creo que nos queda mucho trabajo para convencer a las clases populares del cambio y el primer paso debe ser una teoria más solida y que se aleje de teorias liberales. no creo que en el momento economico actual, la población general crea en soluciones que vengan privatizaciones de servicios y que el mercado por si solo solucionará los problemas.
Resp/ La teoría anarquista de mercado es ya muy sólida. Difícilmente puede mejorarse más. Dicha teoría se resume en lo siguiente: Dejar hacer, dejar pasar. Dejar que la gente se adhiera voluntariamente a las mutualidades o aseguradoras que le convengan. Dejar en libertad a todas esas mutualidades y aseguradoras para que ofrezcan nuevos productos en el mercado. Dejar que las «fallas del mercado» se corrijan con MÁS libre mercado.
Lo que aleja a las clases populares del anarquismo de mercado no es la falta de una «teoría sólida», sino la ideología y retórica antimercado prevaleciente –de la cual Salvoechea es un ilustre representante.
Aquí, una lista de las presuposiciones ocultas (tal vez inconscientes) de Salvoechea:
–Los anarcocapitalistas son malos y trabajan para los capitalistas, para Bush y para EU, que son Satanás. Huerta de Soto es un conspirador (cada mes recibe un cheque de Bush, otro de los capitalistas y una pequeña comisión de parte de Ratzinger). Los anarcomutualistas son anarcocapitalistas disfrazados. O sea que también son malos (e incluso más malos, puesto que se disfrazan). El mercado es muy malo. Los capitalistas son todavía más malos. En cambio, las colectividades son buenas. Y los planificadores anarquistas son todavía más buenos (Durruti fue un santo, y yo, Salvoechea, voy para beato, dado que soy muy bueno, solidario y pienso mucho en los pobres). Además, las asambleas son infalibles. Jamás se equivocan. Las «fallas de las asambleas» no existen. Son imposibles. Impensables.
A partir de ahora podeis llamarme su ilustrisima (retoricus, anticapitalisticus) . wg dixit.
Por favor, WG, no te comportes como un niño. Las dudas que plantea salvoechea son perfectamente normales, no todo el mundo tiene la misma idea del libre mercado, de algunos personajes o de economía. No todos nacimos anarquistas de mercado, y precisamente tú lo deberías saber.
Bueno pero es que el anarcosindicalismo tiene esa pretensión de valoración «clasista» del bien y el mal, de no hacer un valoración ética, sino moral… y se tiende a veces sin querer a pensar que sólo son buenos los obreros anarcosindicalistas que piensan en el pueblo… aunque estén profundamente equivocados (para mí) en sus premisas de planificación colectiva
Y los malos, malévolos neoliberales (que nadie sabe que mismo es eso a la final), derechistas que no piensan en la gente común… :S, vamos, pensamiento único de izquierda!
O me vas a decir que no haces ese tipo de valoraciones morales -que no éticas- salvochea… o me equivoco?, que puedo estarlo
¿Y no las haces tu Fabricio al considerar al emprendedor como motor de la sociedad?¿Al creer que una élite la de los emprendedores tiene el derecho de hacer lo que lo venga en gana amparados en la voluntariedad de un contrato desigual?.
Las empresas y corporaciones planifican, y lo hacen de forma jerarquica y lo hacen sin tener cuenta la opinión de los planificados, que son los trabajadores. La idea de un contrato voluntario desigual es la excusa que utilizais los anarquistas de mercado para defender vuestra libertad pero no respetar la de los demás. No os gustan las asambleas, pues no participeis. No quereis trabajar de forma colectiva con nadie, no lo hagais.
El anarquismo no propugna la eliminación del gobierno como un echo ético o moral, sino como una forma de evitar los privilegios que derivan del poder. Si quieres vivir en sociedad debes aceptar las normas de las que la sociedad se dote, y para que esta sociedad sea lo más libre posible estan normas deben tener el consentimiento y consenso de todos a los que afecte.
Permitidme que vuelva a incidir en un aspecto. No vengo a debatir a una página de «anarquistas de mercado», ni a una página anarcocapitalista. Esta es (y perdonadme si me pongo pesado. o corregidme si estoy equivocado) una página mutualista (socialista, libertaria, defensora de una economia de mercado anticapitalista).
No me vereis debatir ,ni trollear en foros anarcocapitalistas, agoristas ni similares.
Si los administradores y creadores de esta página creen que estoy equivocado en este último planteamiento, como ya he dicho en alguna ocasión, y por favor hacedmelo saber, me largo sin hacer más ruido.
Salud.
@ Salvoechea:
Lo que dice Huerta es correcto, solo que él no dice exactamente que si el empresario no pagara Seguridad Social ese dinero iría al obrero. Más bien que, como aumentan los costos laborales, disminuye la demanda de trabajo en la misma proporción, y con ella los salarios.
Dices:
>>>¿Como abolirias las patentes?¿Como lo harias sin coacción y sin eliminar a las grandes corporaciones?
Simplemente, quitándoles la protección. La propuesta de WG también es muy buena: obligar a las corporaciones a que asuman los costos de proteger esa falsa propiedad -los resultados serían parecidos. La coacción es necesaria para mantenerlas, no para suprimirlas.
Las grandes corporaciones deberán ser eliminadas tras juicio revolucionario en el que se evalúe su legitimidad, pero esa sería una meta a largo plazo, en el hipotético caso de una Revolución. A corto plazo se irían disolviendo si conseguimos eliminar las patentes.
Por otra parte, me baso en la consecuencia en los precios y los salarios que podrían tener todas estas medidas. Más demanda de trabajo, precio bajo de los medicamentos, medicamentos y libros, hospitales y colegios al precio de costo…
De todos modos tienes razón que a corto plazo debería garantizarse de alguna forma el acceso de todo el mundo. Cheques escolares o sanitarios a los más necesitados podrían servir, pero siempre pensados como método de transición mientras se van eliminando los privilegios y los monopolios que eliminen la pobreza para siempre.
Yo también pienso que nos queda mucho trabajo, aunque veo que el mutualismo puede ser una alternativa razonable a la privatización salvaje (tipo Thatcher, Aznar, etc.) y la nacionalización socialdemócrata, que cada vez genera más descontentos.
Mucha gente empieza a pensar que la sanidad y la educación deberían ser públicas pero gestionadas por subcontratas, o privadas y bajo subvención con cheques como de los que hablaba antes. Si tuviéramos alguna base asociativa sólida a nivel de barrios, etc. podríamos proponer la mutualización de forma más seria. Lo veo viable en la enseñanza, pero en el caso de los hospitales lo encuentro problemático porque existen muy pocos y están muy masificados. Quizá deberían repartirse las acciones entre los usuarios, vender el hospital y construir varios más pequeños.
@ Salvoechea 2:
No creo que esa planificación corporativa pueda mantenerse sin privilegios. El intercambio desigual también es fruto del privilegio.
Y sí, estás en lo cierto si consideras que esta es una web mutualista, socialista, y anticapitalista de mercado. No nos hacemos responsables de la gente que comenta, pero tampoco los expulsamos. 😛
Quien decide que es un contrato desigual y con qué regla se mide… los anarcosindicatos???
El anarquismo se basa en la idea de contrato sin coacción ni fraude entre INDIVIDUOS. Lo legítimo es que el acuerdo libre se cumpla, no la ley gobierno.
Anarquía es la ausencia de poder público, público quiere decir OBLIGATORIO.
Sector privado son todos aquellos que NO son sector PUBLICO. Es decir lo voluntario, desde una gran empresa hasta un gran sindicato.
Emprendedor es todo el que emprende por su cuenta, y no espera del gobierno, básicamente ACCIÓN DIRECTA racional.
En nuestros países latinoamericanos, fuera del mito del buen salvaje de izquierda, detestamos cumplir las leyes laborales: los empleados quieren que no se cumplan porque la seguridad social o las bonificaciones de los contratos colectivos les hacen perder su trabajo o les roban su dinero. Se lo dice alguien que no tiene empleados por sea crea que soy un «malvado» capitalista.
Y básicamente la izquierda tiene el mito del «buen revolucionario», la izquierda aunque equivocada «es buena por naturaleza», los otros aunque acertados somos «malos».
Juicio por ser corporación??? Y si hacen a otro juciio por ser cooperativa??, que se yo sale un teoría que dice que compartir capitales es ilegítmo… Eso parece persecución.
Simplemente que cada quien se encargue de sus costos y sus responsabilidades y si alguien se siente afectado por una injusticia sea a nivel particular o con otros afectados por un incumplimiento de contrato.
El resto lo decidirá el pueblo vía mercado.
He de matizar la postura de Victor, que creo que se ha entendido mal. Lo del juicio revolucionario suena muy mal. Inmediatamente nos lleva a la cabeza la imagen de un tribunal militar de partisanos o una muchedumbre enfurecida.
Yo lo interpreto como un juicio llevado a cabo a instancia de parte, es decir cuando alguien se sienta afectado de alguna forma y a nivel particular. El adjetivo revolucionario, consecuentemente con la teoría neolibertaria, implica que la empresa jurídica, tribunal popular, o en definitiva el método heterocompositivo de resolución de conflictos entre particulares que la gente haya demandado, es una empresa que opera en el mercado negro, es decir contra legem. No hemos de olvidar que la teoría de la secesión económica, aplica una dimensión nueva al termino revolucionario, que pasa a ser económico y pacifico.
He de interpretarlo así, porque no creo que Víctor proponga saltarse la presunción de inocencia de nadie, ni crea en la necesidad de una autoridad central que obstente una capacidad de obrar por encima de los principios generales del Derecho.
a3
Dice Salvoechea:
>>Y no las haces tu Fabricio al considerar al emprendedor como motor de la sociedad?¿Al creer que una élite la de los emprendedores tiene el derecho de hacer lo que lo venga en gana amparados en la voluntariedad de un contrato desigual?.
Resp/ Falso. Eso lo dicen los randianos. No lo decimos ni Fabricio ni Stewie ni yo. Es muy bueno que haya emprendedores y empresarios. Pero no son «el motor de la sociedad» (cuando mucho son la pila, que produce la chispa para que encienda el motor). Y tampoco son nuestros héroes o ídolos.
***********
>>La idea de un contrato voluntario desigual es la excusa que utilizais los anarquistas de mercado para defender vuestra libertad pero no respetar la de los demás.
R/ Claro, claro. Como somos los malos, no respetamos a nadie.
(Ojo, Aritz: para argumentos infantiles, los de Salvoechea).
***********
>>No os gustan las asambleas, pues no participeis. No quereis trabajar de forma colectiva con nadie, no lo hagais.
R/ No tenemos NINGÚN incoveniente en participar en asambleas y en respetar sus decisiones. Siempre y cuando… ¿qué crees?… las colectividades respeten los derechos del INDIVIDUO -entre los cuales destaca el derecho a la propiedad privada. Pero tratándose de bienes COLECTIVOS o COMUNES, no hay mejor método que la democracia y las asambleas.
*************
>>El anarquismo no propugna la eliminación del gobierno como un echo ético o moral, sino como una forma de evitar los privilegios que derivan del poder. Si quieres vivir en sociedad debes aceptar las normas de las que la sociedad se dote, y para que esta sociedad sea lo más libre posible estan normas deben tener el consentimiento y consenso de todos a los que afecte.
R/ Bravo, muy bien. Sólo te falta explicar cómo se evitarán los abusos del poder COLECTIVO o DEMOCRÁTICO.
*************
>>No me vereis debatir ,ni trollear en foros anarcocapitalistas, agoristas ni similares.
Si los administradores y creadores de esta página creen que estoy equivocado en este último planteamiento, como ya he dicho en alguna ocasión, y por favor hacedmelo saber, me largo sin hacer más ruido.
R/ No eres troll. Eres infantil.
Por favor no vayamos a discusiones personales.
Salvoechea, macho, que los agoristas y ancap no contagiamos ninguna movida chunga. Ahorrate esos prejuicios.
Y tú wg, si eres así de simpatico con todo el mundo no hacemos nada.
Haya paz y debate.
los administradores de esta pagina no somos responsables ni de lo que publicamos 😀
matense si quieren pero con respeto, al primer insulto o comentario sin argumento, haremos uso de nuestro defacto privilegio de borrar el comentario, previa consulta popular.
Se puede tambien aceptar sugerencias….
Sobre la discucion se centra en la falta de ganas o el desconocimiento de reconocer lo que origina los privilegios, que no son solo del poder estatal si no tambien de supuestos (ideas) pre concevidas de propiedad , capital, dinero, y otras cosas que no me canso de decir , ¿que es el capital?, ¿como funciona el dinero?, etc…
no hay tratos desiguales si no hay privilegios, de eso se trata todo el asunto de fondo, no el la seguridad social o de esto y aquello, no habra anarquia , no habra libertad si se mantiene un solo privilegio , mas alla de los que la naturelaza otorgue a cada individuo (capacidades, dones, actitudes)…
saludos cordiales a todos
Vamos por partes,
Stewie, no es un prejuicio, es una diferencia ideológica, por eso aclaro que vengo a debatir en una página que defiende el mutualismo, ideologia por la siento afinidad y no lo hago en páginas anarcocapitalistas, ideologia que no me convence, ni me interesa.
Soy anticapitalista, puedo creer en el mercado como forma de intercambio y defender la propiedad privada generada por el trabajo de una persona y eso en una página mutualista no creo que justificarlo.
Las apreciaciones maniqueas las habeis echo vosotros, no yo, intento juzgar a las persona por sus actos no por su origen social, no soy tan iluso como para creer que e echo de ser pobre de solemnidad te de un halo de bondad, ni tampoco que el beneficio del trabajo personal bien echo te convierta en el diablo.
He debatido, con argumentos, equivocados para algunos de vosotros,pero con respeto, he criticado pensamientos políticos y ecónomicos con los que no estoy de acuerdo, pero no he echo juicios de valor personales de nadie.
wg:
Olvídame, ignórame, no me leas, no intentes debatir conmigo, utiliza tu libertad invividual y tu propiedad privada como te plazca, pero no me vuelvas a faltar al respeto, porque soy tan infantil, que habras conseguido lo que llevas tiempo persiguiendo, hacer desaparecer una opinión contraria a la tuya de esta página. Por favor pasa de mi.
No vengo aquí para mantener discusiones de patio de colegio, sino para debatir con argumentos y aprender sobre mutualismo.
Con el rollo se me han olvidado algunas H y algunos acentos Ponedlas por favor (h, h, ´´´´´´´)
Ok, Salvoechea. No queremos que te vayas. Así que te trataré con mucho respeto.
Sería bueno que dieras una lista completa de tus principios ideológicos (no para mí, sino para todos). En particular, los que tengan que ver con la relación patrón-empleado. Algo me dice que sigues creyendo en la teoría del robo de plusvalía. Por lo cual te pido que comentes el siguiente experimento mental (es un test para descubrir tus presuposiciones ocultas o inconscientes):
Imagina que Manolo, un zapatero muy pobre, que sólo tiene un tallercito y unas pocas herramientas, contrata como ayudante a Bill Gates, el cual ha decidido que quiere aprender el oficio de zapatero y quiere descubrir qué se siente al trabajar 8 horas diarias para otro. Al final del mes, el obrero Bill Gates ha producido -con sus propias manos y las herramientas de su patrón- 100 pares de zapatos. Como salario recibe 100 euros (incluye prestaciones sociales). Pero su patrón, Manolo, vende los zapatos y cobra 150 euros. El desgaste de sus herramientas es de 5 euros, y la compra de materia prima y otros gastos suma 20 euros. Además, Manolo juzga que su trabajo de enseñar el oficio a Bill y el trabajo de comercializar los zapatos vale 10 euros, ya incluyendo todos los riesgos e intereses que hay que pagar. De modo que al final Manolo obtiene un beneficio neto de 15 euros [150 – 100 -5 – 20 -10 = 15] Las preguntas son: ¿Manolo ha robado algo a Bill? ¿Manolo debería entregar a Bill esos 15 euros, además de los 100 de su salario?
Repito: es un experimento mental. Ya sé que es una situación muy improbable, hasta absurda si quieres, pero eso no importa. Lo que quiero averiguar es si, para ti, tener un asalariado implica necesariamente robarlo… o si, para ti, es posible que haya una relación patrón-empleado donde el primero obtiene beneficios sin haberse robado nada.
Esperando tu respuesta, quedo de ti, atentamente, tu seguro servidor, wg
Hola anarcoamigos.
Me gustaría poner aquí este artículo que publiqué en 2006 en varios sitios como Red-libertaria.net y Alasbarricadas.org, con ocasión de la votación por el Parlamento europeo de la Directiva Bolkestein, para futuras posibles consultas. Incluso creo que podría reciclarse y convertirse eliminando las referencias temporales de la votación del Parlamento europeo y cambiando alguna cosa un poco en un texto de difusión del mutualismo.
Gracias,
Alberto
El paradigma social
Los ciudadanos europeos, más correctamente las personas que vivimos en la Unión Europea, nos encontramos en un punto de inflexión con la votación en el Parlamento europeo (la única institución medianamente democrática de la Unión) de la directiva Bolkestein que pretende “liberalizar” los servicios en los países miembros de la Unión Europea.
Detrás de la retórica “liberal” que los políticos y tecnócratas se gastan, subyace un nuevo ejemplo de como el Estado sirve a los intereses de las grandes empresas capitalistas privilegiadas por el estatismo antes que a los ciudadanos, algo que es posible que hubiese asustado incluso a los liberales más clásicos. La intención de los tecnócratas de la Unión Europea no es otra cosa que liberalizar el mercado de trabajo para que las empresas enriquecidas con el estatismo puedan obtener aún más beneficios y plusvalías más altas a costa de los trabajadores. Según el principio del país de origen, cualquier empresa del sector servicios de la Unión Europea podría regirse en cualquier país de la Unión según las normativas de su país de origen. Esto podría provocar que las empresas se estableciesen sus sedes jurídicas en los países de la Unión con unas normativas menos propicias para los intereses de los trabajadores. A esto lo llaman dumping social y es lo que ha levantado tanta polémica. Los neoliberales hablan mucho de “dar más libertad y regular menos” para que las cosas vayan mejor, lo que no cuentan es la libertad que previamente fue privada a los ciudadanos de a pie y los trabajadores a través de otras regulaciones, ficciones legales y monopolios que fueron la piedra angular sobre la que se basó el enriquecimiento de las actuales clases adineradas. El Estado sirvió para la acumulación original capitalista, tras eso el Estado es un estorbo, parece ser su actitud. También algunas personas han manifestado miedo de que tras las “liberalizaciones” lleguen privatizaciones, aunque no es algo que por sí solo implique la directiva. Pero si llegase a pasar algo así, la consecuencia más que darnos más libertad, nos haría más dependientes de las grandes empresas privadas.
Sin embargo no nos vale con oponernos a esta actuación “liberalizadora” de los políticos porque entonces estaríamos apoyando al Estado y sus instituciones y servicios, que son tan ajenos a los ciudadanos de a pie como los que proporcionan las empresas privadas de los capitalistas. El “Estado del bienestar” no es más que una ficción para ocultar la explotación que subyace en el sistema capitalista. Los sistemas públicos son ineficientes, sujetos a corrupciones y chanchullos y amiguismos, y al mercado de favores entre la clase política y la clase empresarial. Las empresas pueden presionar a los políticos para que hagan leyes a su medida; esto puede ser un problema para la cuestión ecológica. En realidad los sistemas públicos del Estado, son el coto privado de los políticos de carrera que hacen las cosas para el beneficio de los accionistas de las grandes empresas y no para los ciudadanos. Esto lo ven fácilmente los ciudadanos de a pie, ¿quién no ha oído decir la frase alguna vez de “todos los políticos son iguales”? No es cuestión de izquierdas o derechas. Es cuestión de autoridad, delegación y jerarquías. El Estado no es la solución, sino la fuente de los problemas.
Si uno se lo para a pensar detenidamente es posible que llegue a la conclusión de que los servicios sociales, la sanidad o la educación de los niños no es bueno que sean controlados ni por el Estado ni por las empresas privadas. En ambos casos los ciudadanos delegan en otras personas que tienen intereses muy particulares: medrar en su carrera política en unos casos o la maximización de beneficios empresariales en otro. Como alternativa a ambos paradigmas (los llamados comúnmente sector público y sector privado) surgen las viejas ideas de la ayuda mutua y la cooperación, que porque sean viejas, no quiere decir que no sean correctas, útiles y de futuro. Incluso hoy subsisten reminiscencias de estas ideas en la llamada economía social, aunque probablemente las ideas más radicales se han ido cayendo con el tiempo y actualmente se encuentran en pleno proceso de asimilación por parte del capitalismo y el Estado (dos palabras que vienen a implicar lo mismo: autoridad, delegación y jerarquía). Un ejemplo de ello podría ser lo que algunas personas ven una desviación del “espíritu cooperativista” original en el famoso grupo de cooperativas de Mondragón.
“Es importante no delegar en políticos o empresarios las cosas que afectan a la vida de uno”. Es posible que muchas personas que no sean cargos políticos o que naden entre millones hayan pensado algo así alguna vez. A tal efecto, las mutualidades de previsión social o cooperativas de enseñanza podrían ser instituciones en las que los ciudadanos no delegasen en políticos de carrera o ejecutivos y accionistas de empresas capitalistas sobre las decisiones que afectaran a sus intereses, como la salud o la educación de los hijos, sino que éstos podrían participar directamente en la administración de esos servicios y tomar decisiones sobre el rumbo que deben tomar esas instituciones sociales. Los servicios básicos municipales como mantenimiento de jardines, recogida de basuras o transportes públicos, podrían ser administrados por sindicatos o colectivos de trabajadores, que de acuerdo con las indicaciones de las asociaciones de vecinos podrían diseñar las estrategias más oportunas para ofrecer unos servicios más eficaces y satisfactorios para la comunidad.
Hoy una alternativa para millones de trabajadores y ciudadanos europeos a la privatización y la nacionalización es la mutualización [1] de los servicios sociales como propone el anarcosindicalista canadiense Larry Gambone. Por ello el espíritu de oposición a la directiva Bolkestein no debe quedarse en eso, mera oposición. La ecuación se debe completar con la búsqueda de un nuevo paradigma en los servicios sociales que no sea estatal ni privado, y para lograrlo hay que promoverlo activamente para que más personas conozcan que existe una alternativa.
Nota:
[1] http://www.geocities.com/vcmtalk/mutualize