Hablamos sobre educación con Laura Mascaró
Madre unschooler, escritora, articulista y promotora de la Plataforma por la Libertad Educativa, Laura Mascaró es una de las voces más críticas y certeras contra nuestro sistema educativo. Malas experiencias con el colegio la llevaron desde muy pronto a educar a su hijo en casa, donde vive y siente de primera mano una variedad de enfoques que no caben en la enseñanza estandarizada. A continuación hablamos con ella de éste y muchos otros temas en torno a la educación, la creatividad y la infancia.
Víctor L.: Como has comentado en varias ocasiones, la razón principal que te ha llevado a educar a tu hijo en casa es la incapacidad del sistema educativo —público y privado— para satisfacer sus necesidades educativas. En esta página hemos defendido habitualmente un modelo educativo basado en las cooperativas de profesores y en la libre experimentación de planes de estudios, ¿crees que ese puede ser el camino desde una perspectiva global?
Laura Mascaró: Estoy convencida de que el sistema escolar nunca va a funcionar mientras se siga centrando en los procesos de enseñanza y no en los procesos de aprendizaje. Cada niño tiene una forma de aprender diferente y un ritmo propio, por tanto, nunca va a funcionar un sistema que pretenda ser válido para todos. Debería haber libertad real de creación de centros (y no como ahora, que para cumplir toda la normativa sólo puedes acabar creando un colegio como los miles que ya existen); y dentro de cada centro, padres y profesores deberían poder elegir los modelos educativos, el plan de estudios, los materiales, los tipos de evaluación, los horarios, etc. No existe ningún modelo ideal. Lo que funciona para mi hijo puede no funcionar para el tuyo y eso no significa ni que mi método no sea bueno ni que tu hijo tenga problemas de aprendizaje sino, sencillamente, que mi método no es adecuado para tu hijo. Y no hay que buscarle tres pies al gato. He conocido a familias con cuatro hijos que usaban cuatro métodos diferentes: uno era unschooler, dos estudiaban en una escuela a distancia y otro estaba escolarizado en un centro concertado presencial. Eso debería ser así para todos los niños: estar en el sistema que es más adecuado para ellos, en función de su carácter, de sus capacidades, de su estilo de aprendizaje y de sus necesidades educativas. No importa que sea educación en casa, en una cooperativa o en una empresa privada. Ninguno es la panacea pero todos son necesarios.
VL: Esa idea de pasar de un sistema centrado en los “procesos de enseñanza” a otro enfocado en los “procesos de aprendizaje” es muy interesante. Otros pedagogos radicales comentan en una línea similar que debemos pasar del énfasis en el conocimiento al énfasis en el niño, lo que implica un contexto educativo completamente nuevo como el que comentabas —o como el que proponemos nosotros, que no parece muy diferente—. Si la educación establecida siguiera una línea similar, ¿crees que te habrías planteado alguna vez educar en casa a tu hijo? En otras palabras, ¿crees que el atractivo del homeschooling se debe principalmente a las carencias de la educación formal, o tiene un valor en sí mismo?
LM: No puedo saber qué habría pasado. A lo mejor si hubiera encontrado una escuela que hubiera sido capaz de satisfacer las necesidades educativas de mi hijo nunca me habría planteado la opción de educar en casa. En este sentido puedo decir que es muy cierto el dicho de “no hay mal que por bien no venga”. Agradezco los problemas que tuvimos porque nos llevaron hasta este camino que, a día de hoy, ninguno de los dos cambiaríamos por nada del mundo. Creo que sí tiene valor en si mismo, pero también es probable que llegara menos gente. En España todavía somos mayoría las familias que educamos en casa porque primero tuvimos un problema dentro del sistema escolar. Las convicciones llegaron después. Y siempre habrá niños que no se adapten a las escuelas, incluso aunque las escuelas cambien y empiecen a poner el énfasis en el aprendizaje y en el niño. [su_pullquote]Siempre habrá niños que rinden más en horas nocturnas que diurnas, niños que trabajan mejor solos que en equipo, o que tienen cualquier otra característica que les dificulte su inclusión en una escuela.[/su_pullquote] Siempre habrá niños que rinden más en horas nocturnas que diurnas, niños que trabajan mejor solos que en equipo, o que tienen cualquier otra característica que les dificulte su inclusión en una escuela. Incluso en una escuela libre. Así que la educación en casa y el unschooling seguirán existiendo porque son los sistemas ideales para algunas familias. Y otro factor a tener en cuenta y que hoy en día no existe es la permeabilidad del sistema. Me refiero a la posibilidad de pasar de un método a otro fácilmente: poder probar un tipo de escuela y, si no funciona bien para ti, cambiar a otro tipo de escuela o probar la educación en casa. Y así, ir probando hasta dar con el método adecuado para cada niño en cada momento.
VL: Recogiendo lo que comentas sobre la permeabilidad del sistema, ¿qué relación crees que debería existir entre el homeschooling y el sistema educativo en general? Es decir, ¿debería el Estado supervisar a los homeschoolers mediante supervisores y exámenes, o debería proporcionar libertad total para experimentar en casa y pasar de un sistema a otro?
En mi opinión, el Estado no debería tener ni voz ni voto en cuestiones educativas. Creo que debería haber libertad (absoluta, porque o eres libre o no lo eres, pero no puedes ser un poco libre). Libertad para crear centros docentes y libertad para que los padres elijan la educación que quieran para sus hijos, ya sea en casa o en el cole. Y, por supuesto, pudiendo cambiar cuantas veces sean necesarias. Exactamente igual que los adultos cambiamos cuando nos vemos inmersos en un sistema y descubrimos que no es útil o adecuado para nuestras necesidades. No veo ningún motivo por el que el Estado deba decidir cómo han de ser los centros docentes, ni cuál ha de ser el contenido del currículum, ni mucho menos evaluar a nadie (ni a profesores ni a homeschoolers). Los padres, por lo general, son los primeros interesados en que sus hijos reciban una buena educación y el Estado ya se ha demostrado incapaz de garantizarlo así que deberíamos encontrar la forma de retirarle esa potestad que, además, crece cada año que pasa.
VL: En otro lugar comentabas que la educación puede prescindir de la compartimentación en asignaturas para enfocarse mediante proyectos —a través de los cuales el niño va familiarizándose transversalmente con diferentes materias—, ¿puedes poner algún ejemplo especialmente satisfactorio de este método?
La especialización en el conocimiento no tiene sentido en edades tempranas. Obviamente cumple una función importante y ese necesario compartimentar el conocimiento para pueda desarrollarse la investigación en cada campo. Pero para que los niños encuentren sentido a la información que reciben, ésta debe estar interconectada, como así es en el mundo real. Recuerdo que una de las cosas que más me molestaban cuando yo iba al colegio era tener que cambiar de asignatura cada 50 o 60 minutos. Para mi suponía un esfuerzo muy grande. Y recuerdo también que, un día, comencé a ver que había relación entre lo que me explicaban en la clase de historia y lo que me explicaban en la clase de literatura o, incluso, en la de ciencias. De repente todo comenzaba a tener sentido pero, a cambio, sentí que me habían engañado. Me sentí estafada porque me habían hecho perder muchas horas (¡muchos años!) de mi vida. [su_pullquote]En el mundo real todo está interconectado así que, ¿por qué motivo habríamos de compartimentar el conocimiento en asignaturas inconexas a la hora de enseñar a los niños?[/su_pullquote] En el mundo real todo está interconectado así que, ¿por qué motivo habríamos de compartimentar el conocimiento en asignaturas inconexas a la hora de enseñar a los niños? Cada vez hay más colegios que optan por seguir metodologías basadas en proyectos y, en general, los resultados son buenos. También la mayoría de familias homeschoolers trabajamos así. Tratamos de ver el aprendizaje en todas partes y no nos importa mucho que cierto conocimiento que acabamos de adquirir corresponda al área de matemáticas o lengua o ciencias sociales. Eso llegará más adelante, cuando cada uno decida profundizar más en un tema o especializarse en su vida profesional.
VL: En relación a la compartimentación en asignaturas, Ken Robinson comenta que la educación oficial actual está pensada para formar académicos y trabajadores manuales, lo que explica el escaso papel que se otorga a las artes y a la faceta creativa de los niños, ¿qué papel consideras que deberían tener en la educación?
LM: Es cierto, el sistema escolar ha quedado anclado no en el siglo XX sino en el XIX. La mayoría de la gente, docentes incluidos, no sabe —ni quiere saber— cómo, dónde, cuándo y por qué se originó el sistema. Ni mucho menos saber por qué se sigue manteniendo. Si tengo algo claro es que, cuando mi hijo alcance la edad de comenzar a trabajar (y sólo tiene 9 años), existirán muchas profesiones que no sólo ahora no existen sino que no somos capaces de imaginar. En el ámbito de la tecnología esto es muy evidente (¿quién habría podido entender, en el año 1980, lo que sería un “community manager”?) pero todos los demás ámbitos profesionales también están sufriendo cambios profundos. Es imposible preparar a los niños de hoy para el trabajo de mañana. Sobre todo si seguimos aferrados a las herramientas de ayer. La creatividad no debería tener ningún papel en la escuela y, a la vez, debería ser el centro y origen de todo. Me refiero a que no debería tener ningún papel “oficial” o “formal”. No hace falta estimular ni fomentar la creatividad. Todos los niños son creativos por naturaleza. El problema es que todavía mucha gente entiende la creatividad como un concepto limitado, normalmente vinculado al mundo de las artes. Pero la creatividad es mucho más que eso. Las mujeres creamos cuando damos a luz. Los niños crean cuando cogen un juguete y lo usan para algo diferente de aquello para lo que supuestamente sirve. (Podéis encontrar varios ejemplos pinchando aquí, aquí, aquí y aquí). Así que la creatividad es fundamental en cualquier proceso educativo pero la sofocamos precisamente cuando intentamos “fomentarla”.
VL: En alguna ocasión has comentado que los problemas de socialización en los niños educados en casa son una creencia injustificada. Sin embargo, al entrevistar a David Friedman —que educó a sus hijos en el mismo sistema— comentaba (ver aquí) que éstos habían tenido problemas para conectar con otros jóvenes al llegar a la universidad. Friedman confesaba que, de niño, en cuestión de inteligencia probablemente iría varios años por delante de los demás niños de su edad, pero que su nivel de sociabilidad estaba claramente varios años por debajo, ¿qué opinas de todo esto? ¿puede solucionarse también en casa?
LM: El primer problema que tenemos con la cuestión de la socialización es que en general se aborda el tema sin aclarar el concepto. Mucha gente se refiere al hecho de tener contacto con otros niños. Eso puede ser una desventaja para aquellos niños no escolarizados que viven en zonas donde no hay muchas otras familias que eduquen en casa; entonces las posibilidades de relación se limitan mucho, pero es tarea de cada familia buscar la forma de que ese contacto exista. Y no tiene por qué ser con otros niños educados en casa, puede ser con los vecinos, con los compañeros de actividades “extraescolares”, etc. Para mi la socialización no es eso. Para mi la socialización tiene que ver con el desarrollo de las habilidades sociales. Es decir, que el niño aprenda que no se trata igual a tu mejor amigo, que al banquero, que al pediatra, por ejemplo. O que no se viste igual para estar por casa, que para ir al parque, que para ir a una boda. Y una parte fundamental de ese aprendizaje consiste en tener la libertad de elegir con quién te relacionas y de qué forma te relacionas con cada uno. Eso lo hacemos todos los adultos. Nos apartamos de la gente con la que congeniamos menos y de la gente que consideramos que no nos trata bien, igual que aprendemos a manejar las relaciones insatisfactorias de las que no podemos huir. Otro aspecto importante a tener en cuenta es el carácter del niño. Hay niños –igual que hay adultos- más sociables que otros, algunos son más introvertidos, unos necesitan contacto diario con otras personas y otros no. Eso hay que respetarlo porque es parte fundamental de la persona.
VL: Por último quería preguntarte sobre el modelo educativo finlandés, que puntúa muy alto en todos los estudios sobre el tema (en especial, en el informe PISA). A título personal siempre he creído que el sistema es bueno en la medida que copia la propuesta mutualista (autonomía de los centros, responsabilidad de los profesores, etc.) pero es insuficiente en la medida que no llega hasta sus últimas consecuencias: la libre experimentación y la abolición de la planificación política de los planes de estudio. ¿Crees que se puede rescatar algo de la experiencia finlandesa? ¿Qué le dirías a alguien que ponga ese país como ejemplo de excelencia educativa?
Sobre el informe PISA habría mucho que objetar, cuestiones a las que casi nadie presta atención como, por ejemplo, el hecho de que lo haga una organización económica (la OCDE) debería hacernos plantear cuál es el objetivo real de estas pruebas. O el hecho de que sólo evalúa unas competencias muy concretas que, a mi modo de ver, sólo son una pequeña parte de lo que entiendo por educación. Y, además, habría que ver con qué actitud realizan las pruebas los estudiantes que participan, si admitimos de una vez que todos nos desempeñamos mejor en un examen cuando sabemos que vamos a obtener una recompensa (que de ello depende nuestra calificación final o si nos jugamos un título o un puesto de trabajo, por ejemplo). Por otro lado, me parece preocupante que se sigan repitiendo los errores del siglo XIX, como el del llamado “turismo pedagógico”. Entonces los países enviaban a responsables políticos y a pedagogos a Prusia para conocer de primera mano como era su sistema escolar, considerado el mejor del mundo, para copiarlo y aplicarlo en sus países de origen. Ahora hacemos lo mismo con Finlandia (aunque, curiosamente, no lo hacemos con Corea del Sur y Singapur, los otros dos grandes triunfadores de PISA) y pretendemos copiar su modelo educativo sin tener en cuenta las particularidades de cada país. Se habla mucho, por ejemplo, de que los niños finlandeses pasan casi toda la tarde en las bibliotecas, pero no se le puede pedir lo mismo a los niños españoles, que viven en un clima mucho más propicio para estar al aire libre. Tampoco se tiene en cuenta –porque los análisis de los resultados de PISA se realizan con mucha hipocresía y prejuicios- la relevancia de factores como la homogeneidad social, cultural y lingüística, ni el objetivo real de la educación en relación a la futura actividad profesional y económica de los ahora estudiantes (que es lo que, en definitiva, interesa a la OCDE). No debería ser igual el modelo educativo de un país que vive fundamentalmente del turismo (como es España) con otro que vive de cualquier otra industria, por ejemplo. Y, por último, podríamos escribir un libro entero sobre la falta de rigor en los datos económicos que se manejan para analizar la relación entre el gasto por estudiante y los resultados académicos. En conclusión, le doy muy poca relevancia a estudios como el de PISA y no creo que ningún modelo deba copiarse en bloque, aunque sí podrían aplicarse los códigos de buenas prácticas siempre que sean viables en otro país. Pero eso algo que habría que estudiar detenidamente y caso por caso.
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4 Responses to Hablamos sobre educación con Laura Mascaró
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« La situación del trabajador en Argentina Mutualismo: una bibliografía comentada »
Buenas tardes, ¿qué tal?
Vaya, por lo visto habeís vuelto. Me alegro un montón 😉
Hola Pedro, nosotros también nos alegramos de verte por aquí.
Sí, después de un largo parón hemos vuelto con más proyectos que nunca y con el Iron Fist de Carson traducido (échale un vistazo al enlace en ‘El mutualismo: una bibliografía comentada’). De todos modos, en la página de Facebook tenemos más actividad que aquí, puedes mandarnos un privado y charlamos.
Un saludo.
[…] Y, aunque hay un gran número de docentes que aún con estas limitaciones consiguen poner en práctica un ejercicio pedagógico más que destacable, e incluso a pesar de que también hay muchos alumnos que logran sacar un enorme provecho de su proceso educativo (gracias también a la digna labor docente), la imposibilidad para poder influir e intervenir tanto en la organización como en los contenidos educativos es la que hace inevitable que otra parte de la población sufra otras consecuencias nocivas, como la brecha entre la oferta educativa y la demanda social, el abandono escolar o cualquier de las otras señaladas más arriba. Esto, lógicamente, desemboca en un aumento de la insatisfacción social respecto al servicio educativo prestado, ya que la misma población acaba observando que ciertas necesidades suyas no están siendo atendidas. Dicha insatisfacción no tiene que ver con la calidad docente, ni con la cantidad de recursos materiales dedicados, ni con una elevada exigencia social, sino que más bien está relacionada con los criterios y las restricciones que hacen que la organización educativa ya no dependa de nosotros. Por ello, ciertos sectores de la población se están viendo cada vez más precisados de recurrir a alternativas que sean capaces de cubrir sus necesidades específicas. Necesidades como la de solucionar la escasa relación que hay entre la formación y las salidas laborales, como las preferencias de algunas familias por criterios pedagógicos distintos a los reglados, o como las dificultades de integración escolar debido a distintos motivos (ritmos de aprendizaje, capacidades de cada niño, estilo o método educativo, horarios escolares,…). […]
[…] procura: la libre circulación, el libre comercio, las libertades de reunión y de manifestación, la libertad de educación, […]