La escuela pública: crítica y alternativas
«Me gusta más la espontaneidad del niño que no sabe nada que el amplio conocimiento y la deformidad intelectual de un niño que ha sido sometido por nuestra actual educación» – Francisco Ferrer i Guardia.
La represión contra los estudiantes valencianos ha devuelto las reivindicaciones sobre la educación pública al primer plano. Y en buena medida están justificadas, puesto que la Generalitat Valenciana ha dejado caer todo el peso de los recortes sobre los sectores más débiles: profesores interinos (que, a parte de una reducción en su salario mensual, no cobrarán en verano) y estudiantes (que deben asistir a clase sin servicios mínimos de calefacción, entre otras cosas).
No obstante, dudo que muchos de los obstinados partidarios de la enseñanza pública hayan estudiando bien sus alternativas; me parece que tienden a convertir este debate en un conflicto sin matices entre la escuela pública, laica e idealmente accesible para todo el mundo, por un lado; y la escuela privada, religiosa y elitista, por otro. Cuando se introducen nuevos matices y alternativas, ambas posturas me parecen realmente débiles.
Cabe hacer varias apreciaciones. En primer lugar, la enseñanza pública es ineficaz: la mayor parte de los interinos circula de un instituto a otro sin posibilidad de conocer realmente a sus alumnos, al tiempo que los funcionarios, con su plaza en propiedad, carecen de todo incentivo para desempeñar bien su trabajo. Además de reducir la calidad de la educación, esto da lugar a auténticas guerras entre los profesores: los funcionarios, especialmente si son afines al director, tienden a beneficiarse entre sí, a costa de los interinos y de los alumnos (p. ej., cuando se reparten los mejores horarios, o cuando transfieren alumnos problemáticos de una clase a otra con criterios extrapedagógicos). De otra parte, los planes de estudio, controlados por el Estado central y las comunidades autónomas, tienden a modificarse constantemente por motivos políticos más que pedagógicos y promueven el adoctrinamiento de los estudiantes.
La defensa de una educación estatalizada y dirigida por funcionarios privilegiados es, francamente, un ideal reaccionario, indigno de gente joven. Pero, aunque muchos puedan estar de acuerdo con la crítica mutualista, probablemente mantengan sus reservas hasta que se les muestren alternativas. Si el objetivo es una escuela pública de calidad, probablemente la búsqueda no termine jamás. Pero si queremos una escuela de calidad, de acceso universal y abierta a la participación de consumidores, padres y profesores, entonces sí existen alternativas avaladas por la experiencia. Aquí viene lo mejor.
En España existen cerca de 500 cooperativas escolares gestionadas (y mayoritariamente poseídas) por padres y profesores; representan un 12% de la red privada concertada, facturan un total de 330 millones de euros al año y dan trabajo a 19.000 personas, 11.500 de las cuales son cooperativistas (datos de 2004). Dado que la propiedad y la gestión están convenientemente descentralizadas, es más fácil que los colegios respondan a las necesidades de los padres. Las plantillas de profesores tienden a ser estables para evitar que los alumnos sufran «el baile de los traslados», al tiempo que la ausencia de plazas en propiedad y la necesidad de satisfacer a los padres proporciona buenos incentivos al trabajo. Además, en algunos casos los padres participan directamente en la gestión. Las cooperativas escolares sortean tanto los peores defectos de la escuela pública como de la privada tradicional.
Además, son laicas en un 75%. Y dado que la escuela pública tiende a reemplazar a la escuela privada laica y accesible, es probable que este tipo de escuelas creciese notablemente en ausencia de sector público. Así que, en pocas palabras, una solución apropiada parece convertir los institutos y colegios del Estado en cooperativas escolares, en manos de padres y/o profesores; dejar a la libre competencia todo el sector (lo que implica abolir la planificación central de los planes de estudio) y subvencionar únicamente a las familias de bajos ingresos. Free choice.
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18 Responses to La escuela pública: crítica y alternativas
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« El federalismo: una reflexión a propósito de Pi i Margall Acceso a la propiedad y desarrollo económico »
Muy interesante el análisis, las alternativas que comentas, y el artículo de El País que has enlazado 😉
El cambio de gestión en la escuela (del estado a comunidades) es posible que sea algo positivo. Sin embargo, en estas cosas, me parece que el problema es generar masa crítica: ¿Cuántos padres y profesores necesitas para generar escuelas autogestionadas? ¿Cuántas ciudades concentrarán la necesaria masa crítica para que tenga éxito?
En el punto de buscar propuestas para una educación mutualista me gustan iniciativas de este estilo, que proponen un cambio de modelo educativo: http://nosolosoftware.com/de-la-educacion-por-salman-khan/
Muy interesante el enlace Andrés. Esa página es una gran herramienta.
Gracias, Mara.
@ Andrés:
He leído tu blog alguna vez a través de las Indias, me gusta mucho lo que escribes y es un alivio saber que hay más mutualistas de lo que parece ahí fuera.
La propuesta de Salman Khan suena muy interesante. Yo diría que es complementaria a la de las cooperativas escolares: en un contexto de libre mercado, competitivo y donde no existen planes de estudios diseñados centralmente, las posibilidades para introducir ideas innovadoras como esa son bastante más grandes. Las cooperativas escolares tienen más incentivos que los institutos públicos para adoptarlas si realmente funcionan. También puede abrir un campo interesante al homeschooling, aunque no soy muy entusiasta de este último.
Por cierto, la propuesta de Ken Robinson me recuerda mucho a la de Ferrer i Guardia, aunque no conozco demasiado las aplicaciones inmediatas.
Un saludo.
Lo que me genera «ruido» es eso de delegar exclusivamente la educación a los padres y/o profesores. En el primer parrafo lei : «De otra parte, los planes de estudio, controlados por el Estado central y las comunidades autónomas, tienden a modificarse constantemente por motivos políticos más que pedagógicos y promueven el adoctrinamiento de los estudiantes.» Y la verdad esto me parece mejor, pero corrigiendo su aplicación obviamente. El estado puede proporcionar un «estandar minimo» garantizado por comunidades de expertos (neurocientificos , academicos , etc) y las comunidades complementan eso con sus necesidades inmediatas.
Me parece que dejar al arbitrio de los padres la educación es peligroso , sobretodo en una sociedad que ha sido educada tradicionalmente de mala manera.
[…] [1] Me acuerdo de lo que decía Víctor: […]
Gracias por esta referencia. Muy interesante y esperanzadora.
[…] Una alternativa a las escuelas públicas. […]
[…] Feb 24 › La escuela pública: crítica y alternativas » […]
[…] construyendo escuelas públicas, pero ésa es sólo una manera de garantizar el acceso universal. Es posible imaginar, por ejemplo, que sólo existan escuelas privadas y que la educación siga siendo universal, porque […]
[…] Feb 24 › La escuela pública: crítica y alternativas » […]
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