La religión del Estado
El nacionalismo parte de los dos siguientes principios: el principio de soberanía nacional, que mantiene que la nación es la única base legítima del Estado; y el principio de nacionalidad, que sostiene que cada nación debe formar su propio Estado y que cada nación debe estar estrictamente confinada dentro de los límites de un Estado. Si bien hoy en día se deja, especialmente en los países más progresistas, más margen para que distintas lenguas y culturas convivan en un Estado, el principio de “el Estado X –por ejemplo- es el que es porque somos una nación y debemos avanzar conjuntamente” sigue vigente. Traduciendo: el territorio gobernado actualmente por el Estado y la unión de los individuos que conviven en dicho territorio es la manera lógica y natural de organizarse, como si estuviera escrito en alguna clase de “sagradas escrituras”. Esta idea está muy asentada, la mayoría de la gente la ha asumido, ayudada, seguramente, por la propaganda y adoctrinamiento estatales. La red de asociación forzada que se teje en torno al Estado pasa a ser, de esta forma, algo real en la mente de las personas.
Al Estado le interesa esto, puesto que una única identidad en su territorio hace más fácil legitimar un poder único para este, y el hecho de que alguien del norte de un país se identifique con alguien que vive, digamos a 2.000 kilómetros al sur del país aunque no la conozca de nada, hace que no se le haga extraño que a ambas las vaya a gobernar la misma persona. Por tanto, el nacionalismo es un arma del Estado para legitimar la centralización del poder, o, en el mejor de los casos, un arma de lucha contra el Estado con el fin de crear uno nuevo (estoy dejando de lado el anarcoindependentismo y posiblemente alguna otra corriente que no conozca, pero me centro en lo más habitual).
El Estado busca, pues, legitimar la obligación de asociarse por medio del nacionalismo. En no pocos casos le ha salido el tiro por la culata, encontrando adversarios dentro de su propio territorio que reclaman otra nación, y a veces consiguiendo la independencia. El resultado, por desgracia, siempre es el mismo: un nuevo Estado que obligará a la gente a asociarse en base a su idea de nación, además con un nacionalismo más eufórico por los objetivos conseguidos recientemente.
Cuando descubrimos que la identidad nacional es algo tremendamente subjetivo, todo esto se ve como una tontería. Si bien las principales identidades nacionales son fruto de condiciones socio-económicas históricas, ni siquiera entre éstas “se ponen de acuerdo”. Tenemos el caso de Euskal Herria, por ejemplo, una zona al norte del Estado Español y al Sur del Francés, donde mucha gente tiene una identidad nacional aparte de la del Estado, la vasca. Esto deriva en numerosos conflictos, e incluso se puede decir que se trata de un conflicto que interesa al Estado, pero eso no me interesa ahora.
Lo que quiero decir es que las naciones son fruto de la historia, totalmente mutables, han cambiado y seguirán cambiando, podrían no haber sido tal y como las conocemos hoy día, no eran como ahora hace 200 años y si dentro de 200 años siguen existiendo naciones, no serán tal y como las conocemos ahora. Por tanto no son absolutas, y entonces no podemos esperar que en la cabeza de la gente sean un concepto absoluto, sino algo que está sujeto a la subjetividad de cada una.
Los anarquistas buscamos la libertad, por tanto la voluntariedad a la hora de asociarse. La “absolutización” de la nacionalidad hace que ésta se ponga por encima de la voluntad de la gente a la hora de asociarse. De una subjetividad que nunca puede derivar en obligación, se crea una unidad ficticia controlada por el Estado, para que a todas nos parezca normal que estemos obligadas a asociarnos no ya con nuestra vecina, si no con alguien que vive a cientos de kilómetros. Y la indignación es máxima cuando no se comparte esta subjetividad y cuando además se cree en otra nación en base a la cual no se nos deja asociarnos voluntariamente. Se impide romper la asociación con el resto de los considerados “hermanos” nuestros. ¿Qué clase de imposición es ésta? ¿Por qué tiene alguien que se siente vasco que asociarse con alguien que se siente andaluz en base a que ambos son imperativamente españoles? Por supuesto esta crítica también valdría en el caso de un Estado Vasco o andaluz.
Queda claro que el Estado atenta directamente contra la libertad en los ámbitos, desde la propiedad a la vida, pero también en el nacionalismo personal (algo que entiendo como la posibilidad de las personas de buscar sus propias afiliaciones, creencias y patrias personales). Cada persona ha de ser libre no solo de sentirse parte de su propia nación (que puede ser cualquiera, incluso su ciudad, barrio o manzana, o ninguna) y de asociarse con los que considera sus compatriotas (siempre que haya se haga voluntariamente desde ambas partes). Para ello, un Estado que obliga a las personas a asociarse en base a una identidad nacional impuesta, obviando las subjetividades de los individuos, es el enemigo principal.
Para mí, personalmente, la manera más sana de plantearse la vida es olvidar las naciones y ser uno mismo, como mucho puedo sentir pertenencia por mi municipio por que tengo una vinculación real con éste, participo en su construcción y, sobre todo, porque nadie me obliga a sentirme parte de él. Pero yo, a diferencia del Estado, creo en la libertad de cada una de sentirse parte de lo que quiera. Por tanto, espero que a mí también se me respete no sentirme parte de ninguna nación, y que no me obliguen a asociarme con nadie aludiendo al patriotismo.
¿Qué sería de los nacionalismos, las identidades nacionales y sentimientos de pertenencia a una nación-estado en ausencia de los propios Estados o de la voluntad de crearlos? ¿Más aún, que sería de las propias culturas, cambiarían éstas y su manera de evolucionar? No me quiero aventurar demasiado, pero me atrevo a afirmar que todo esto nos traería mayor riqueza cultural a todas y menos prejuicios a la hora de asimilar las costumbres ajenas y de hacer propias las que se ajusten a nuestra manera de ver la vida o, simplemente, nos resulten placenteras.
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4 Responses to La religión del Estado
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« El Estado y los trabajadores (Parte I) Trabajo uno: despertar »
«La red de asociación forzada que se teje en torno al Estado pasa a ser, de esta forma, algo real en la mente de las personas.»
Buena reflexión. 😉
Como dijo Dietrich Von Hoffer: «El nacionalismo siempre termina en una guerra».
No le faltaba razón, no…
Un estado es un estado. Es una cosa administrativa que refleja la nación que hay debajo que es más espiritual.
Que tu no conozcas al que vive en la otra punta del pais no significa que no mantengas con el lazos culturales ideológicos, religiosos, y linguisticos, y por su puesto históricos.
Tu defiendes la nacionalidad individual?? Y eso cómo se come?
Quién te coharta a ti asociarte con quien quieras sin usar la fuerza?
Qué derecho se te es negado?
Acaso tu no tienes nada que ver con la tierra donde paces y has nacido?
tu tienes vinculos con tu municipio. Bien, imagina que tu luchas por el, derramas tu sangre y mueres en una batalla por su defensa, tus hijos tb mueren en lo mismo, y 5 generaciones tuyas luchan para defender ese municipio que tu tanto amas. Ahora.. 5 generaciones despues entenderías que un descendiente tuyo dijera que no tiene nada que ver son ese trozo de tierra? Y que su tierra no hizo nada por el, ni siquiera sus antepasados que defendieron por ejemplo.. una democracia?
Es que acaso no es importante saber que allá donde se extiende tu estado de derecho eres amparado por el, y si te bajas de california a mexico ya puede que no te ampare la justicia, ni la democracia, ni la separación de poderes?
No es suficiente motivo para que haya un sentimiento común aunque solo esté hablando ahora del tema político y legal?
Cómo que por qué te tienen que obligar a tener lazos con alguien a 2000 kmtrs tuyo si no le conoces, es que hay que conocer a todo el mundo o que?
«nacionalismo personal (algo que entiendo como la posibilidad de las personas de buscar sus propias afiliaciones, creencias y patrias personales). »
Y a ti quien te prohibe buscar tus afiliaciones creencias o patrias personales????
Es que no puede haber una patria municipal subordinada a una ciudad y de ahí a una provincia y de ahí a un estado?
No te das cuenta de que si todo el mundo tuviera que tomarse su tiempo para elegir su patria no habría derechos civiles, ni leyes de extranjeria, ni nacionalidades ni pasaporte ni nada y todo sería un caos?
Acaso te prohibe alguien irte a otro pais y elegir tu camino?
Preguntas que te dejo a tu interesante intento de argumentar la anarkía.
Accattone, estoy fuera de vacaciones y no tengo tiempo, pero prometo contestarte cuando vuelva a casa.